EL SECRETO ESTA EN LA LLAVE

sábado, 11 de abril de 2020

ANTES DE QUE CANTE EL GALLO






Te aseguro, Pedro, que antes de que el gallo cante, me habrás ...



ANTES DE QUE CANTE EL GALLO…



¿Nunca has mentido?

_No, jamás.

_¿Estás seguro?
_
Tú me conoces y sabes bien que nunca lo haría.

Hubo un momento de silencio y cada cual, 

sopesaba las preguntas y respuestas de forma 

diferente.

_¿Por qué no me crees?

_Es que tú mismo te has contradicho hace 

escasos minutos.

_¿Qué dije? –pregunté con expresión de estupor.

El silencio fue muy elocuente. Ninguno de los dos 

decía nada, no deseaban herirse mutuamente.

_¿Por qué no me dices claramente mi fallo? –volví 

a preguntar un tanto molesto.

Sentí sobre mí una mirada profunda, llena de 

tristeza y esto hizo que interiormente comenzara 

recapacitar sobre días pasados.



Era una tarde apacible. El sol suspendido en la 

lejanía, languidecía  con melancolía aquietando 

más las horas en una charla tranquila que 

prometía ser distendida. Caminábamos despacio, 

dando a cada paso el tiempo suficiente para 

responder la pregunta.

_¿Cómo vamos Pedro?

_Bien, a no ser por una persona que no deja de 

molestarme.

_¿Qué dice?

_Cosas sin fundamento alguno. Me acusa de ser 

desleal, un mísero egoísta y que soy capaz de 

vender mi alma al diablo, si con ello logró mis 

propósitos.
_
¿Por qué? Sino me equivoco, eres un hombre 

íntegro. Incapaz de mentir.

Pedro dejó escapar una risa socarrona. Después 

contestó:

_Todos tenemos algo que esconder.

 _¿Lo dices en serio? –preguntó con_¡Bah! Son 

cosas sin importancia.

_Depende de lo que tú llames “sin importancia”

_Tú crees que ¿tiene importancia negar algo que 

al fin y al cabo no me incumbe?

_Eso es no tener escrúpulos, ni conciencia –

replicó 

con seriedad.

Guardé silencio y traté de aparentar seguridad 

mirando a la lejanía. Me encontraba mal, 

enfadado 

conmigo mismo. En mi interior sabía que, había 

obrado malamente y a consecuencia de mis 

falsedades, un hombre sería acusado y lo más 

grave de todo ¡era inocente! Me sentí sucio por la 

forma tan ruin al poner en evidencia la honradez 

de un hombre y la forma tan despreciativa que 

tuve en el comentario que minutos antes dije.

Miré de soslayo a mi acompañante y le vi 

sosegado. Me reproché amargamente lo indigno 

que era el tener un amigo tan leal. Seguí 

observándole a hurtadillas mientras 

continuábamos caminado.

El sol nos había dicho adiós sin lamentos. Se 

marchó contento por habernos dado

Gratuitamente toda su grandeza con la que fue 

creado.

_Pedro, ¿estás muy callado?

La pregunta me cogió tan desprevenido que, 

instintivamente di un leve respingo.

_Sí, estaba pensando.

_¿Se puede saber lo que era?

_Nada significante, cosas mías del trabajo.

_Por tu silencio y lo callado que estas, me ha 

parecido que sí tenía interés.

_Créeme, no hay nada que merezca decir.

_¿Es cierto?-preguntó con suave amargura, 

mientras le miraba con expresión abatida.

Un ramalazo de dolor me recorrió el cuerpo. Todo 

en mí se desintegró y en un instante, algo se 

alejó a velocidad de vértigo hasta verme delante 

de una mujer que me estaba acusando. El sonido 

del claxon hizo que volviera a la realidad.

Sí, esa bocina era como el canto del gallo, 

acusándome de ser tan falso como lo fue otro Pedro.

¿Te pasa algo?

Oí la voz lejana y mirándole a los ojos dije:

_He retrocedido más de dos milenios para darme 

cuenta que sigo siendo el mismo.

¿Cuántas vidas me quedan aún para ser libre de seguir renegando?

  “…Apoderándose de Él, le llevaron e 

introdujeron en casa del sumo sacerdote, Pedro le 

seguía de lejos. Habiendo encendido fuego en 

medio del atrio y sentándose, Pedro también se 

sentó entre ellos.

Viéndole una sierva sentado a la lumbre y 

fijándose en él, le dijo:

_Este estaba también con Él

Él lo negó diciendo:
_No le conozco mujer.

Después de poco, le vio otro, y dijo:
_
Tú eres también de ellos.

Pedro dijo:

_Hombre, no soy.

Transcurrida cosa de una hora, otro insistió 

diciendo:

_Es verdad que éste estaba con Él, porque 

es Galileo.

Dijo Pedro:

_Hombre, no sé lo que dices.

Al instante hablando aún él, cantó el gallo. Vuelto 

el señor, miró a Pedro y Pedro se acordó de la 

palabra del Señor, cuando le dijo:

“ANTES QUE EL GALLO CANTE HOY, ME 

NEGARÁS TRES VECES”


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Semana Santa 2009

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