EL SECRETO ESTA EN LA LLAVE

sábado, 8 de agosto de 2020

CASI UN CUENTO

 

 


 

                                           


                                                     Cuentos Infantiles Vectores Libres de Derechos - iStock

                                CASI UN CUENTO

 

 

 

_¡ Oyes tía! ¿Me quieres dejar en paz? Yo no soy tu colega. Así que adiós.

_Mario, vamos por partes. En primer lugar, yo no soy tú tía. En segundo, simplemente te estoy mirando y por último, no te tengo  ahora por amigo.

_Entonces, ¿por qué estás constantemente haciéndome sombra?

_¿Y si te digo que soy tu hada madrina, me creerías?

_¡Vale tía!  Que hace mucho que uso pañales.

_ Ya lo sé.

_ Me parece una chorrada estar hablando con una tronca que no conozco.

_ Pero yo a ti mucho. Prácticamente desde que decidiste venir a La Tierra.

_ ¿Te estás quedando conmigo tía?

_ No. He venido ha ayudarte y por favor, no seas tan vulgar. El lenguaje que usas es tan deprimente,  como la vida que llevas.

Cuesta trabajo reconocer al muchacho que nada era difícil para él. Los estudios te absorbían y luchaste por llegar a la meta que te marcaste. Y hoy, ¿qué eres? Una mierda. Así de claro.

Te hundiste muy pronto. No quisiste presentar batalla. Te rodeaste de maleantes que te han ofrecido la otra cara de la vida. Todo eso que tú antes eras incapaz de aceptar como un escape.

Eres un desertor ¿Acaso crees que en la vida todo lo regalan? Estas muy confundido. Hay que combatir mucho y no decaer nunca. Las dificultades son muchas, como amargos son los golpes bajos.

 Despierta y anímate. Nunca es tarde para volver al punto de partida. Adiós Mario. Suerte.

Le dolía la cabeza y se sentía mal. Abrió los ojos y escudriñó lentamente donde se encontraba. Olía a orines, alcohol, sudores y demás porquerías.

_ ¡Dios! ¿Qué hago yo aquí?  -se preguntó-  ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está mi hada? ¿Lo soñé o fue real? ¿Qué he hecho para ir a parar a este inmundo lugar?  ¿Es posible que cambiara tanto?

Despacio se fue levantando y con inseguros pasos, avanzó por el estrecho callejón. Salió fuera. Sus pies torpes se fueron afianzando hasta poder caminar bien. La luz volvía a brillar para él.

 

LUA ZIAL    


R.P.intelectual 00/2011021

León, 21  Diciembre  1993

 

 

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay que tener siempre un hada madrina para poder ser personas



Nieves