EL SECRETO ESTA EN LA LLAVE

domingo, 13 de octubre de 2019

AGUA PARA TODOS


             


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                          AGUA PARA TODOS





La tormenta se desató, como se dice, a comienzos 

de la tarde. Los truenos eran tan ensordecedores, 

que uno tenía que taparse los oídos, Los relámpagos 

se engarzaban unos con otros, iluminando un oscuro 

y negro cielo.


La lluvia no tardó en caer no despacio, acelerando su 

caída cada poco,  sino que los cielos se abrieron y 


descargaron todo lo almacenado durante el caluroso 

día.

Resguardada bajo un toldo, que había servido para 

que el sol no diese directamente en las cosas de la 

tienda, tuve la suerte de ser de las primeras en 

llegar a ese refugio, así evité mojarme como las 

últimas personas que corriendo llegaron y se 

apretujaban unas contra otras, huyendo del fuerte 

aguacero.


-¿No queríamos agua? ¡Pues toma! –dijo un hombre 

con sorna.

-Pero no así! –dijo alguien en tono enfadado.

Como la quieres señora? Finita para que no se te 

moje el peinado –respondió otro burlonamente.

-Mide tus palabras, joven.

-¡Ja!, que versada es la señora.

-Y tú por lo que veo, eres un descarado.


-¡Eh, eh! Sin insultar.

-Simplemente he dicho la verdad.

-Bueno, vale ya. –intercedió otra voz.

-¿Qué verdad señora?

-Mira jovenzuelo, no tengo ganas de seguir hablando.

-¿Sabe una cosa doña nada? No me gusta que me 

llamen jovenzuelo.

-Perdón, señoría.

-¡Ya está bien! ¿Es que no pueden dejar de ser tan 

machacones?-les volvió a reemprender el señor.


-¡Oiga! ¿Quién le dio a usted vela en este entierro? –

contestó el joven.

-Mira chico, si no eres capaz de cerrar la boca, te 

largas de aquí. Solo faltaba esto, además de 

mojarnos aguantar a este tipo.

La voz seca y autoritaria del hombre, calmó al joven.

Seguía lloviendo de forma tan fuerte que, poco a 

poco la calle se cubrió por completo en una riada. 

Las personas que estaban delante, tenían la ropa 

muy mojada y en pocos minutos, los zapatos 

quedaron casi cubiertos de agua.

-¡Oh Dios mío! ¿Qué vamos a hacer? No hay ningún 

refugio a la vista, ni un portal.

-¡Arrea que te vas! ¡Lo que nos faltaba! ¡Vaya tafo 

que hay! Alguien comió berzas hoy.

-¡Qué descaro! Tiene muy poca educación.


-Señora, no hay que tener educación para decir que 

huele mal.

El ruido del trueno fue tan fuerte, que todos 

enmudecieron.

-¡Oh Dios! –dijo la señora mayor haciendo la señal 

de la cruz.

-Yo aquí no me quedo, entre este olor y, además me 

estoy mojando igual.

Con grandes zancadas y chapoteando el joven 

abandonó el grupo.

Se quedaron mirando la figura chorreante del 

muchacho, hasta que se perdió al dar la vuelta en la 

esquina.

         Resultado de imagen de arcoiris

Unos diez minutos más tarde, la intensidad de la 

lluvia fue menguando hasta que poco a poco, 

quedaron gotas sueltas. Uno tras otro se fueron 

alejando hasta que me quedé sola. El cuerpo que 

había estado aplastado en el escaparate, lo 

despegué y haciendo una fuerte inspiración, llené los 

pulmones del agradable y fresco ambiente que se 

respiraba.

Miré a lo lejos y quedé extasiada de lo que mis ojos 

veían. El arco iris con los siete colores y su 

esplendoroso brillo, iluminó un cielo que abrían 

paso  antes las nubes, para mostrar la grandeza del 

regalo.

No me cansaba de mirar, hasta que me dijo adiós en 

un susurro.








León 24 Octubre 201







3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonito artículo sobre el chaparrón, me ha gustado mucho por la forma de hablar los personajes



Alicia

Anónimo dijo...

Me ha gustado la "charla" que tuvieron a causa del chaparrón


Julio

Anónimo dijo...

Dice el refrán , " que nunca llueve a gusto de todos", será verdad?


Alfredo