EL SECRETO ESTA EN LA LLAVE

sábado, 1 de diciembre de 2018

UNA VUELTA POR EL TIEMPO



Resultado de imagen de paisajes reales

              UNA   VUELTA  POR  EL  TIEMPO




Pasado, presente y futuro. Son tres palabras llenas de nostalgia, ilusión e incógnito ¿Quién no tiene nostalgia de algo ya pasado? Cuando ese antipático y ruidoso reloj que nos marcaba de modo implacable el tiempo que nos queda o que se nos fue, aquél no existían para nosotros porque éramos libres de sus diminutas agujas y su monótono ritmo.
Los días se alargaban de forma increíble y había un tiempo para todo. Ese pasado lleno de inocencia donde sobraba la falsedad y nacía a cada instante la amistad verdadera.

Esos zapatos que sólo nos poníamos los domingos. La maestra, que con  toda su santa paciencia nos enseñaba a sumar y secaba nuestras lágrimas de dolor  cuando la sangre brotaba de la rodilla a causa de una caída.
La risa fresca y cantarina que nacía pura y su eco no tenían fin. Ese primer beso que nos despierta de un largo letargo y nos anuncia que ya somos hombres o mujeres y entramos en un nuevo capítulo lleno de ilusión.

El presente está aquí sin saber por qué puerta se ha colado. Cerraremos los ojos un instante para no dejar caer esa lágrima, y al abrirlos veremos la ilusión del presente.
¡Cómo lo esperábamos! Entró sin anunciarse y con él, todos los sinsabores desconocidos para nosotros hasta entonces.
Fracasos, engaños, desamores y, una larga lista se unen a esa desilusión tan actual que nos hace ser personas duras y olvidar con pasmosa facilidad que tenemos un corazón grande para amar y lágrimas para llorar.


La sonrisa olvidada y en su lugar, muecas llenas de desdén y presunción. El tiempo nos ata y controla cada momento de nuestras vidas. Nos faltan horas en ese reloj que, años pasados  ignorábamos y pasábamos de él.
La agresividad y engaño, nos apartan de ese círculo mágico que es la sencillez. No valoramos nada. El consumismo nos desborda. No sabemos apreciar lo que en su día nos llenó de felicidad. Orgullosos y vanidosos, nos burlamos de quien intenta darnos su experiencia. No recordamos el pasado y con él, lo felices que nos sentimos al deletrear y sumar por primera vez.

En el presente, ahora mismo, cuando reímos la mitad de las veces, éste es un acto tan forzado que más parece una mueca. Y es una pena, porque hay dentaduras tan bellas que deberían estar a la vista con una franca sonrisa el mayor tiempo posible
¿Por qué un beso ahora no nos lleva a un séptimo cielo? Sencillamente porque estamos en un presente tan falto de romanticismo como de pudor. Se despierta tan pronto, que cuando lo hacemos, la inocencia y el recato son sinónimos de libertinaje.

¿Qué es el futuro? ¿Existe el futuro? O es, ¿una bonita palabra que nos hemos inventado? Cuando nos miremos en el espejo mañana, en él veremos ese futuro del que siempre se habla como algo muy lejano. Está ahí. En nuestros ojos podemos ver la nostalgia del pasado. El deseo de mover  las agujas del reloj  a una hora cero. Encontrar esos zapatos y suspirar por un Domingo radiante y lleno de promesas.
Oír la voz cansina de la maestra explicándonos los cabos, los ríos... Sentir su amoroso consuelo en nuestro dolor infantil.

Ese ignorado futuro nos mira hace tiempo. Desde que nacemos. Todos lo esperamos sin saber que llega con nosotros. Ese desconocido amigo, nos acompaña día a día y forja en silencio lo que será nuestro paso por la vida.
Cuándo nos referimos a lo venidero, ¿realmente somos conscientes de creer que existe? Lamentablemente no lo somos y nos aferramos a ese tiempo que está por venir ¿Para qué? ¿Para que cambie algo que no nos gusta? ¿Desear lo imposible?

Cuando leemos un libro escrito hace muchos años, oímos esa música maravillosa compuesta por alguien que nos precedió, tal vez en más de un siglo. Contemplamos la obra faraónica de una época muy lejana ¿No está deleitando nuestros sentidos con algo que  fue un futuro para esas personas ya muertas?

Y para nosotros, ¿qué es ahora? Cuando leemos ese libro, oímos esa obra musical y vemos esas maravillas arquitectónicas, no hay ni pasado, ni presente, ni futuro. Todo deja de existir. Es un paseo por el tiempo que todos damos sin percatarnos de ello. Sólo permanece la nostalgia, ilusión e incógnita. Y sin embargo, ¡es tan dulce pensar y esperar todo ello!










R.P.00/2008/1318

León Abril 1997









3 comentarios:

Anónimo dijo...

Leerlo, es recordar toda nuestra niñez, me ha gustado mucho


Carmen

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho el leer este artículo, es una forma de ver lo que fuimos de chavales



Carlos

Anónimo dijo...

Es un artículo muy real, el tiempo pasado se quiera o no, fue lo más bonito que es ahora, porque éramos más felices




Conchita