¿Cuántas veces a lo largo del
día, dejamos salir por
nuestra boca esa conjunción adversativa? No
sabríamos decir la cantidad, porque para nosotros
es tan normal como decir hola. Hay palabras que
tienen mayor salida que otras y más, cuando se
emplea como lo que es.
nuestra boca esa conjunción adversativa? No
sabríamos decir la cantidad, porque para nosotros
es tan normal como decir hola. Hay palabras que
tienen mayor salida que otras y más, cuando se
emplea como lo que es.
Nuestro lenguaje estaría más que solitario sino se
utilizara. A veces, pecamos en exceso de ella, ya
que su uso implica tener recelo de todo. Desde que
te levantas de la cama, hasta que te acuestas, lo
decimos un sin fin de veces. Unas en plan de sorna y
otras muy dubitativo.
Cuántas veces manifestamos “Ese chico me gusta,
pero hay algo que no me acaba de convencer...”
“Ese vestido te irá muy bien, pero lo encuentro muy
llamativo...” “¡Qué maja es la cría! pero no creo que
gane el concurso, es muy parada...” “Me gusta ese
monumento pero, ¿no crees que su estilo es
demasiado recargado?...
¿Por qué somos tan retorcidos? ¿Por qué tenemos
que añadir siempre a nuestros comentarios la
“coletilla” del pero?
Aunque nos cueste decirlo la mayoría de las veces,
somos unos envidiosos y falsos que, nos
escondemos en esa conjunción porque en realidad,
nos asusta decir la verdad.
Al decir el pero, nos hinchamos como los globos
creyéndonos unos listos que damos una opinión
muy valiosa, que más de las veces sobra cuando su
uso es inadecuado.
Si invirtiéramos las frases o palabras ya no
resultarían tan equívocas. Tenemos que ser más
realistas y saber lo que deseamos sin miedo a la
confusión del pero.
R.P00/2008/1320
León, 10,abril.1997
1 comentario:
Hola, buenos días. Pues sí, es algo que muchas de las veces decimos o bien queriendo, o se nos escapa
Carolina
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