EL SECRETO ESTA EN LA LLAVE

domingo, 14 de agosto de 2016

PASO OBLIGADO

                                          




    

                                            PASO OBLIGADO


¿Adónde van? ¿Qué piensan? ¿Tienen problemas?  ¿Son felices?  Estas preguntas me las hacía sentada en un banco, mientras examinaba  a las personas que, paradas no muy lejos de mí, esperaban poder cruzar la calle por un paso de peatones.
Cuando la luz verde se encendía, pasaban rápida o lentamente y se perdían de mi vista. Era gente normal y corriente que por una causa u otra, transitaba por esa zona. En el poco tiempo que allí permanecí, me entretuve en analizar a mi aire, lo que reflejaba cada uno de sus semblantes.

Una señora de mediana edad, con una bolsa en cada mano, inició sus pasos. Iba muy  pensativa. Durante los pocos metros que le separaban de la otra acera, mantuvo su vista baja.
Concentrada en lo que bullía  por su mente, no reparaba en nada que no fuera lo que la mantenía tan ensimismada. Tal vez tenga problemas de índole monetario –me dije o quizás, la causa resida en algo más personal.

Un hombre bastante mayor, hizo que le prestara toda mi atención. Encorvado, apoyaba su endeble cuerpo sobre un bastón.
Despacio, y mirando de soslayo a ambos lados, como si temiera ser embestido por algún coche, comenzó su periplo. Apenas levantaba los pies del suelo, y su paso titubeante me hizo presagiar que la luz verde del semáforo, cambiaría antes de que llegase al otro lado.
Observé su figura decadente. Los años no perdonan –pensé-. Ese cuerpo años atrás, había estado lleno de energía y hoy apenas podía tenerse en pie.
¿Cuál era su meta? ¿Hacía dónde iba? ¿Le estaba esperando alguien?

La joven, con paso firme y decidido, hizo que reparara en ella. Su amplia sonrisa daba a entender lo feliz que se encontraba y su airoso caminar, eclipsaba todo lo que le rodeaba.  Era muy guapa y consciente de ello, regalaba su don de la mejor forma que sabía: mostrando su encanto.

¿Qué le hacía tan dichosa? –me pregunté- ¿El saberse hermosa? Cuando pasó muy cerca de mí, fijé mis ojos en los de ella y creo que encontré la respuesta: estaba enamorada y era correspondida.

El muchacho que atravesaba ahora el paso, iba muy pensativo. Sus manos las metía hasta el fondo de los bolsillos del pantalón. De vez en cuando, miraba mecánicamente. Se le notaba una gran preocupación. Algo anda mal –noté. Advertí  que a pesar de su juventud, su rostro iba más en consonancia con una madurez impropia de su edad.
“Olvídate de todo y disfruta del día. Estas horas jamás volverán y debes sacar el mayor provecho de ellas. No dejes que se pierdan” –murmuré mientras mis ojos seguían sus rápidos pasos.

Cuando abandonaba mi observatorio, un grupo de niños con sus enormes mochilas a la espalda, se pararon ante la luz roja. Sus risas y voces, hicieron que les mirara de pasada.
-“Gracias a Dios, éstos no tienen aún de qué preocuparse. La vida les sonríe y sus problemas, son por ahora, una pequeñez. Que su ansia de ser mayores, no les robe nunca la niñez”







R.P.00/2008/1319
León, 18 Mayo 1998

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Todos vamos alguna parte, en esta vida es ir de un lugar a otro



Carolina

Anónimo dijo...

caminante hay camino, pero algunos no lo hacen


Felipe

Anónimo dijo...

Eres muy observadora y plasmas mejor lo que crees que piensan

Pablo

Anónimo dijo...

Es una delicia leer tus artículos me encantan


Merce

Anónimo dijo...

Todas las personas cuando van caminando llevan su pensamiento muy ocupado


Monse

Anónimo dijo...


¿Me gustaría saber en lo que van pensando cuando van solas?




Angelina

Anónimo dijo...

Esta vida es un constante caminar, vamos de aquí para allá unas veces de paseo y otras por necesidad


Raquel

Anónimo dijo...

Caminar y caminar, ese es nuestro destino si queremos llegar algún lugar, muy bonito


María M.