EL SECRETO ESTA EN LA LLAVE

domingo, 21 de febrero de 2016

LA CAJA DE PÁNDORA


                         





                     



                     LA  CAJA  DE  PÁNDORA





 Cierto día el poderoso Zeus decidió castigar a los 

hombres porque se habían vuelto malvados. Y 

ordenó a su hijo Hefesto fabricar una mujer. Con 

sus brazos vigorosos, el herrero divino la modeló 

hábilmente hasta hacerla en todo semejante a las 

diosas y le dio por alma una chispa de fuego divino.

Todas las diosas la admiraron y la colmaron de 

dones. Incluso el mismo Zeus, quien le dijo: Te 

llamarás Pándora. Tu nombre significa la mujer “de 

todos los dones”. A los que acabas de recibir añado 

este mío. Se trata de este cofre que llevarás contigo. 

Contiene todos los males que pueden hacer llorar, 

sufrir y destrozar a los hombres. Guárdate, pues, de 

abrirlo. Si lo hicieras, los males se esparcirán por la 

Tierra, donde el Destino la hizo ser esposa del rey 

Epimeteo, hermano de Prometeo. 

Pero Pándora no pudo contener su curiosidad y 

abrió el cofre, y de allí salió un humo denso, negro, 

acre… 

Eran todas las enfermedades, dolores, fealdades y 

vicios que irrumpían en la vida de los hombres.

Cuando todo el humo denso se esfumó del cofre, 

Pándora miró al interior y vio todavía un gracioso 

pajarillo de alas tornasoladas. Era la Esperanza, el 

único bien que queda a los mortales para consolarlos 

de su desventura.




 León 20-2-2016
                               
                                      

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente página de mitología, hay que saber callar


Carol

Anónimo dijo...

Hay que saber callar lo que una persona te dice


Fedora

Anónimo dijo...

La mitología siempre me ha gustado mucho, se aprenden cosas


Raquel

Anónimo dijo...

Está muy bien, cuándo se dice que NO, es No luego vienen las consecuencias

Pablo

Anónimo dijo...

Hay cosas que los humanos nos cuesta mucho aprender

María M.

Anónimo dijo...

Esto me lleva amis años de cuando iba a la escuela, la profesora nos hacía leer, este precioso relato, nos gustó siempre mucho

Angelina

Anónimo dijo...


La raza humana somos muy suspicaces, saber lo que no nos interesa, así nos van después las cosas

Arancha