¿Qué es el amor? ¿Cómo nace?
¿A qué se debe ese
sentimiento? ¿Qué nos impulsa a entregarnos a ese
ser? Son
preguntas que nos hacemos, cuando
nuestro corazón late desaforadamente por una
persona determinada. Llegamos a cambiar tanto
que, incluso nos volvemos unos desconocidos para
los que nos rodean y para nosotros
mismos.
¿En
qué cambiamos? ¿Se nos nota tanto?
Preguntamos con cierto aire de inocencia
cuando
alguien nos lo dice o bien, cuando nos enfrentamos a
nuestra imagen
reflejada en el espejo.
Cambiamos
mucho y, ¡vaya si se nos nota! De ser
personas individualistas pasamos a ser
unos
privilegiados al sentir en lo más hondo de nosotros,
eso tan maravilloso
que llamamos amor.
No
todos los seres humanos llegan a tener esa
posibilidad. Muchos lo neutralizan
por alguna causa y
otros jamás alcanzan la dicha que tanto anhelan.
Cuando nuestro cuerpo sufre
las alteraciones propias
de pasar de una etapa a otra, más de una vez nos
hemos
preguntado, ¿qué es el amor? Cuando la
grandeza de esa palabra nos hiere el
corazón.
“Es como una primavera que
explosiona llena de luz
y color. Luz que te ciega, te ilumina, no hay
oscuridad. Todo es radiante, todo es color.
Días
brillantes y luminosos que serían la envidia del
pintor. El amor es
dar y recibir. Es el murmullo de la brisa del mar.
El palpitar de la sangre”.
Y,
¿cómo nace? De forma imprevista. Podemos decir
sin temor a equivocarnos.
“En el amor no existe el tiempo. Es una
desconexión
total de todo cuanto nos rodea. No se anuncia con
campanas, ni
trompetas. Aflora tímidamente como la
tormenta y estalla incontenible cuando
llega la
pasión”
¿A qué se debe ese
sentimiento? Definirlo es evocar
todo lo que hay latente en nosotros.
“Nos hacer sentir frágiles y muchas
veces, nada
realistas. Nos conturba una mirada, un susurro. La
cordura no
encaja en nuestros actos”.
Me
pregunto: ¿qué nos impulsa a entregarnos a ese
amor? ¿Es química pura? En
absoluto. Somos seres
humanos creados para dar y recibir “Es un latir
interior lleno de sensaciones, cuando relegamos
nuestros
miedos ante lo desconocido y hacemos
ostensible nuestra entrega motivados por ese amor.
Lo veneramos y es el
centro que rige cada segundo
de nuestro existir”.
Cuando
llegamos a esa cima tan gloriosa, nos
olvidamos de lo vulnerables que somos.
Nada nos
hace presagiar que la esencia de ese amor se
evapore.
En
esta vida todo lo que nace muere. Una flor, la
hermosa crisálida, el
deslumbrante arco iris... Todo
tiene su
principio y su fin.
Un
libro, una pieza musical, un amor que entró sin
llamar, radiante y bello que
nos hizo descubrir
ideales, sueños, emociones... Y cuando llegó a su fin, la
añoranza de esas caricias y besos, suscita en nosotros esos recuerdos
maravillosos de saber ¿qué es el amor?
R.P.intelectual
00/2008/1318
León-25-Mayo-1998