EL SECRETO ESTA EN LA LLAVE

sábado, 24 de octubre de 2015

RÍO GANGES



                     EL GANGES, RÍO SAGRADO



En el hinduismo el río Ganges es sagrado. El río de 

2.500 kilómetros está personificado bajo la forma 

de la diosa Maa Ganga o madre de Ganga. Según la leyenda, esta diosa era la madrastra de Kartitikeya, hijo de Shiva y Parvati.  A o largo del río se encuentran muchos lugares sagrados para los hindúes, como las ciudades Benarés y Haridwar.

Creen que cada inmersión en el río sirve para expirar un pecado. Y que depositar las cenizas de un cadáver en el Ganges evita al difunto el ciclo de reencarnaciones. Así se suceden las ceremonias y rituales milenarios.

Los hinduistas realizan continuas peregrinaciones al 

río para bañarse él o meditar en sus orillas. Cada 

creyente debe pasar una vez en su vida por 

Benarés (bañada por el río), una de las siete 
ciudades sagradas.

Al comienzo del día los devotos entregaran sus 

ofrendas de flores o comida, arrojando puñados de 

grano o guirnaldas de flores de loto de color rosa al 

Ganges. Otros hacen flotar pequeñas lámparas de 

aceite en su superficie o toman agua con sus manos 

y en recipientes. En las festividades vadean el río 

en embarcaciones, al grito de “Jai Ganga Mata Kil” (Victoria a la Madre Ganga).

 León 24-10-2015                                                                           

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Por muy sagrado que sea, los cadáveres no debían ser arrojados allí

Diana

Anónimo dijo...


Hay cosas tan arraigadas y tan extrañas que no me lo puedo explicar


Fedora

Anónimo dijo...

Sabía que allí tenían esas costumbres, pero es muy difícil creerlas

Fernan

Anónimo dijo...

Es muy agradable leer estas cosas en las que uno se entera de cosas tan sorprendentes como esta


Maura

Anónimo dijo...

Es muy difícil entrar en esas tradiciones son años de historia, así que hay que
tolerar


Carla

Anónimo dijo...

Interesante el saber las costumbres de esas personas

Pedro

Anónimo dijo...

Es algo difícil saber y aceptar esas costumbres, los muertos o bien enterrados o incinerados

Manuela