¡¡¡ HA NACIDO
UN NIÑO ¡!!
Hacía un frío
intenso. La nieve caída
durante la noche se amontonaba en
pequeños montículos
en la zona
sombría. Apenas había gente y la poca
que se veía, estaba más que
aterida ya
que constantemente, apretaba contra
el cuerpo las prendas que
les
protegían. Yo no tenía frío, la
euforia
que sentía me producía un efecto
más
que agradable. Los pasos eran
desiguales y más de una vez daba un
resbalón.
El equilibrio estaba lejos de
ser mi aliado.
Estaba contento
y bastante achispado.
Regresaba de una de las muchas
reuniones que había por esas fechas y
en la cual, no se había
puesto coto a la
bebida. El resultado lo estaba
comprobando en el caminar
inseguro.
-“Un día es un día” –me dije-, voy a ir
despacio para no caerme y así
tardaré
algo. No deseo que me vean así”
Di un rodeo y
mal que bien, entré en
una pequeña calle mal iluminada, con
bolsas de basura
cubiertas de nieve.
Intenté ir
tanteando el suelo antes de
pisarlo ya que, la nieve caída en la
noche era un
manto blanco sin ninguna
marca. Tan abstraído iba mirando el
suelo que di un
traspiés cuando el
silencio fue rasgado por un grito
lastimero. Me paré y
alzando la vista,
vi hacía la mitad de la calle, un bulto
que se apoyaba en la
pared. Como
pude llegué y comprobé que era una
mujer y que estaba a punto de
parir.
Me agaché y traté de darle los ánimos
que necesitaba.
-Por favor señor. ¡ayúdeme! Mi hijo
quiere nacer.
Busqué el móvil
en el bolsillo y marqué
la ayuda. A los pocos minutos la sirena
la ayuda. A los pocos minutos la sirena
de la
ambulancia rompió la quietud de
la blanca noche. Cuando arrancó y se
iba calle abajo, me quedé mirando la
luz
parpadeante que se alejaba cada
vez más.
Poco a poco en
mi mente cobró forma
lo que sucedió en pocos minutos. Había
sido testigo de un
nacimiento y no
había dudado ni un
momento en
prestar auxilio a la mujer.¡Qué pasada!
me dije en tono ufano y
recogiendo la
cazadora que había servido para
proteger a la mujer comenzó a correr.
_¡Ha nacido un
niño! Grité con fuerza.
-Ya lo sé –me
contestó una mujer que
se casi se dio de bruces conmigo,
mientras trataba de
no caerse.
_Jesús ha nacido
y es noche de Paz –
dijo con gran alegría la mujer
dándome un beso.
_
No sé señora
como se llama, pero yo
he estado a su lado hasta que nació.
_¡¡¡Imposible!!!
_
¡Qué si señora!
Una ambulancia se la
ha llevado al hospital, les he llamado yo.
ha llevado al hospital, les he llamado yo.
¡¡¡Ha nacido un niño! iba gritando,
mientras corría
mientras corría
_
Bendito sea
–musitó la señora
santiguándose.
R.P. intelectual 002011/3021
León 18-9-2008