CUANDO TODO NOS FALLA
El otro día, mientras me tomaba un
bocadillo, estuve
leyendo unas estadísticas referentes a los ancianos.
En un
momento dado, un bocado casi se me
atragantó al leer un dato estremecedor.
Decía más o
menos así: “Las parejas que tienen a su cargo una
persona anciana,
en tiempo de vacaciones buscan
un hospital para dejarlo allí. Otras, sin
escrúpulo
alguno, lo olvidan en algún
lugar más idóneo como
puede ser una
gasolinera”.
La verdad, no es que no lo supiera,
pero verlo
reflejado así fríamente en letras, me quitó las ganas
de seguir
comiendo. Durante un tiempo, me sentí
anímicamente mal.
¿Cómo es posible que hagan eso? Ellos
fueron
quienes nos concibieron. Entre lágrimas y sonrisas,
nos trajeron a la
vida. Las noches se confundían con l
os días, ante el menor llanto o dolor. Bajo
su atenta
mirada, aprendimos a caminar y a decir las primeras
palabras. Nos
mimaron, nos amaron tal y como
éramos. Nos dieron sus mejores años...
Y ahora, cuando más nos necesitan,
cuando todo les
falla, nosotros, sus amados hijos, les dejamos en el
rincón más
inhóspito, como si fueran un fardo que
nos pesa demasiado. ¿Por qué?
¿Aparcarlos lejos de
nosotros, para que no estorben y nos dejen vivir lo
mejor
posible?
Analicemos y pensemos. La ciencia ha
avanzado
mucho, demasiado en algunas materias, puesto que
ahora vivimos más
años y la cifra de ancianos se
incrementa más y más.
Se buscan soluciones y el resultado,
son las
residencias para La
Tercera Edad. No tengo nada en
contra de ellas, pero creo que
nuestro deber es
cuidar y atender, siempre que no haya una
enfermedad grave, a
nuestros padres. Darles todo lo
que ellos nos dieron.
Siento una gran tristeza al pensar,
dónde iré a parar
yo algún día. Espero que sea entre mis hijos y las
risas de
unos guapos nietos. Si no es así, ¿de qué
me va a servir vivir muchos años?
¿Qué voy a ganar
con llegar a los cien años o más?
¡Sesudos inventores!, ¿Cuándo darán
con el invento
que libre a los ancianos de la soledad y de la
tristeza?
Porque,
hacía allí vamos todos ¿no?
R.P. 00/2008/1318
León, 27 Enero 1998