ECHAR RAÍCES
Una
frase que tiene dos vertientes muy diferentes,
pero que vienen a decir lo mismo.
pero que vienen a decir lo mismo.
La primera, cuando una planta ha enraizado, y con
el tiempo nos da sus flores o frutos. La segunda,
cuando nos referimos a una persona que en un
determinado momento de su vida, se asienta y sus
cimientos son tan sólidos, que se convierten en el
principio de un conjunto de hechos. Por el contrario,
están aquellos seres incapaces de echarlas porque
son unos nómadas y su vida carecerá de
fundamento alguno para establecer sus comienzos,
ya que su semilla, se perderá y jamás tendrá raíces.
Todo esto viene dado a que hace tiempo, tuve la
ocasión de estar con una persona que me contaba
una historia realmente emotiva.
Un familiar, por motivos no definidos, había dejado
su lugar de nacimiento para irse muy lejos. Tuvo
una vida un tanto azarosa, en la cual, había
recorrido diversos países, convivido con gente de
razas y costumbres diferentes, y desempeñado unas
actividades que, en cierto modo, le habían dado una
estabilidad que él nunca supo aprovechar.
Se
casó en tres ocasiones, pero el amor y la felicidad
no encontraron en su corazón esa simiente capaz de
echar raíces lejos de su lugar de nacimiento.
no encontraron en su corazón esa simiente capaz de
echar raíces lejos de su lugar de nacimiento.
Prematuramente envejecido y enfermo, decidió
regresar a su lugar de origen. Al poco tiempo de
volver se murió. No quiso echar raíces aquí de
donde era, pero en cierto modo, regresó a sus
inicios ¿Te das cuenta?
La pregunta quedó en el aire y hoy, después de unos
años pienso, que hay seres que jamás se olvidan y
de una manera u otra, vuelven a su procedencia.
R.P. 00/2008/1320
León
28 Noviembre 1996