EL SECRETO ESTA EN LA LLAVE

jueves, 18 de mayo de 2017

ECHAR RAÍCES

 

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ECHAR  RAÍCES



Una frase que tiene dos vertientes muy diferentes, 

pero que vienen a decir lo mismo.

La primera, cuando una planta ha enraizado, y con 

el tiempo nos da sus flores o frutos. La segunda, 

cuando nos referimos a una persona que en un 

determinado momento de su vida, se asienta y sus 

cimientos son tan sólidos, que se convierten en el 

principio de un conjunto de hechos. Por el contrario, 

están   aquellos seres incapaces de echarlas porque 

son unos nómadas y su vida carecerá de 

fundamento alguno para establecer sus comienzos, 

ya que su semilla, se perderá y jamás tendrá raíces.


Todo esto viene dado a que hace tiempo, tuve la 

ocasión de estar con una persona que me  contaba 

una historia realmente emotiva.

Un familiar, por motivos no definidos, había dejado 

su lugar de nacimiento para irse muy lejos. Tuvo 

una vida un tanto azarosa, en la cual, había 

recorrido diversos países, convivido con gente de 

razas y costumbres diferentes, y desempeñado unas 

actividades que, en cierto modo, le habían dado una 

estabilidad que él nunca supo aprovechar.

Se casó en tres ocasiones, pero el amor y la felicidad 

no encontraron en su corazón esa simiente capaz de 

echar raíces lejos de su lugar de nacimiento.

Prematuramente envejecido y enfermo, decidió 

regresar a su lugar de origen. Al poco tiempo de 

volver se murió. No quiso  echar raíces aquí de 

donde era, pero en cierto modo, regresó a sus 

inicios ¿Te das cuenta?


La pregunta quedó en el aire y hoy, después de unos 

años pienso, que hay seres que jamás se olvidan y 

de una manera u otra, vuelven a su procedencia.

A aspirar su aire, a pisar tu tierra, a ser enterrado 

en ella.









R.P. 00/2008/1320

León 28 Noviembre 1996

lunes, 8 de mayo de 2017

REFRANES




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REFRANES


Celos y envidia quitan al hombre
La vida.

     Quien necio es en su villa, necio en Castilla.

Febrero, el revoltoso, no pasó de
Veintiocho, si treinta tuviera, nadie
Con el pudiera.

Al cabo de año mil vuelven las aguas
Al carril.

Yo soy Duero, que  todas las aguas bebo.

En Castilla el caballo lleva la silla.

Cada día que amanece, el número
De bodas crece.

El dinero llama  al ladrón como
El queso al ratón.

Año bisiesto, gasta tu dinero en
Ganado, no en sembrado.

La abadesa más segura, la edad madura.

Nadie se acuerda de santa Bárbara
Hasta que truena.

Donde el diablo no puede meter
Mano, mete la punta del rabo.

Dios no tiene cuitas ni de nadie necesita.

En el infierno siempre es verano,
Pero sin agua fresca en la mano.

A moro muerto, gran lanzada.

Febrero febrerin, el más corto y el más ruin.

Agua y sol, tiempo de requesón; sol
Y agua, tiempo de cuajada.

Castellano fino, el pan, pan y el vino, vino.

En las mañanas de enero ni se dan
Los buenos días, ni se quitan
El sombrero.

Es de bien nacidos ser sincero y
Agradecidos.

Febrero, cara de perro.

No bebas agua que no veas, ni firmes
Escrito que lo leas.

Lo que quiere Castilla: llover de noche
Y sol de día.

Favorecer a un bellaco es echar agua
En un saco.

Años y desengaños hacen a los
Hombres huraños.

Hombre muy rezador, mal pagador.

Cuando el diablo no sabe que hacer,
Coge la escoba y se pone a barrer.

No se menea la hoja en el árbol
Sin la voluntad de Dios.

 Marzo marcero, tan pronto sol
Como aguacero.

En este mundo nada dura: quien
Hoy tirita, mañana suda.

Si Junio es húmedo y caliente,
Verás al campesino sonriente.

De la prisa sólo queda el cansancio.

El que en julio no trilla, en agosto
No agavilla.

A amos deudores, criados hurtadores.

Septiembre frutero, alegre y festero.



León-8-5-2017 






lunes, 1 de mayo de 2017

SÍ. PERO

                                                     

           
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¿Cuántas veces a lo largo del día, dejamos salir por 

nuestra boca esa conjunción adversativa?  No 

sabríamos  decir la cantidad, porque para nosotros 

es tan normal como decir hola. Hay palabras que 

tienen mayor salida que otras y más, cuando se 

emplea como lo que es.


Nuestro lenguaje estaría más que solitario sino se 

utilizara. A veces, pecamos en exceso de ella,  ya 

que su uso implica tener recelo de  todo. Desde que 

te levantas de la cama, hasta que te acuestas, lo 

decimos un sin fin de veces. Unas en plan de sorna y 

otras muy dubitativo.
           

Cuántas veces manifestamos “Ese chico me gusta, 

pero hay algo  que no me acaba de convencer...” 


Ese vestido te irá muy bien, pero lo encuentro muy 


llamativo...” “¡Qué maja es la cría! pero no creo  que 

gane el concurso, es muy parada...” “Me gusta ese 

monumento pero, ¿no crees que su estilo es 

demasiado recargado?...

¿Por qué somos tan retorcidos? ¿Por qué tenemos 

que añadir siempre a nuestros comentarios la 

“coletilla” del pero?

Aunque nos cueste decirlo la mayoría de las veces, 

somos unos envidiosos y falsos que, nos

escondemos en esa conjunción porque en realidad, 

nos asusta decir la verdad.


Al decir el pero, nos hinchamos como los  globos 

creyéndonos  unos listos que damos una opinión 

muy valiosa, que más de las veces  sobra cuando su 

uso es inadecuado.

Si invirtiéramos las frases o palabras  ya no 

resultarían tan equívocas. Tenemos que ser más 

realistas y saber lo que deseamos sin miedo a la 

confusión del pero.









R.P00/2008/1320      

León, 10,abril.1997