¡ESE DICHOSO APARATO!
jóvenes, yo sería la única que alzara la
mano y diría:
No lo tengo. Pero mi actitud no sería vergonzosa,
sino más
bien, de ser una persona libre. Sí, creo que
lo digo bien.
¿De qué hablo?
De algo que mueve hoy en día
cantidades muy grandes de dinero. El móvil se ha
convertido en el dueño y señor de
nuestras vidas.
Reina impunemente en todos los campos sin que
nadie se atreva a
ponerle freno.
¿Es tan difícil
poner coto a este pequeño
advenedizo?
Pienso que, es difícil porque es
enfrentarse a
verdaderos colosos y nadie tiene interés en hacerlo.
Pero, ¿qué
pasa con los “paganinis”? ¿Quién les
protege? ¿Qué pueden hacer? Por
ahora nada. Abrir
el billetero y ser los “paganinis” de ésas
abultadas
sumas que llegan al buzón del correo en facturas de
vértigo.
Todo funciona al
ritmo del pequeño teléfono.
Concursos: “Llamar a tal número si desea....
Pedir
un regalo. Anuncios del periódico de cualquier
índole, el dichoso
número del móvil es al que hay
que llamar.
El móvil ha
desterrado por completo al teléfono
normal. Nunca se ha visto como ahora, usar
ese
invento que hace muchísimo tiempo Bell, mostró al
mundo su maravilloso
ingenio y reitero lo de usar
ahora, porque a cada paso, te topas con el dichoso
aparato pegado a la oreja desde un jovencito, hasta
una persona mayor. Estoy de
acuerdo en que la
mayoría de las veces
el móvil, ha sido crucial a la
hora de resolver cosas muy importantes, pero en
lo
que no estoy de acuerdo es, que se use para
sandeces y cosas por el estilo, que es lo más normal
en la juventud.
se usa adecuadamente pero, ¿por qué se está
tan
enganchado a él? Pienso porque en un
mundo cada
día más acuciado, que no tiene ni tiempo para
escribir una carta,
resolver los problemas cara a
cara, éste minúsculo teléfono, cada día más
pequeño, lo hace sin tener necesidad de
movernos.
Por la mañana
mientras me desayuno, miro este
singular aparato, no es un móvil, que dejo
encima
de la mesa para no tener que levantarme si suena.
Lo miro y me causa admiración el
pensar, que
tenga el poder de trasladar una voz amada a
mi
oído, como el mensaje de otro nada
agradable.
El Sr. Bell
regaló hace muchos años un invento que,
ni él mismo intuyó su uso tan excesivo y
a veces,
tan poco conveniente para cosas sin importancia.
*Han pasado años
desde que escribí esto y como
todo cambia, pues el móvil tenía que hacerlo. Ya
no
es grande y mes a mes, sale un nuevo modelo y con
muchos adelantos. Ahora
son tan planos y con un
movimiento ligero del dedo, cambia a lo que deseas
ver.
Los mensajes que enviamos por Internet se
pueden leer, noticias y cantidad de cosas fotos y un
son
fin de adelantos. Me gusta que todo sea para
bien.
R.P. intelectual
00/2008/1318
León, 18-2-2003