EL SECRETO ESTA EN LA LLAVE

sábado, 19 de marzo de 2016

ELÍ, ELÍ, LEMÁ

    





                            ELÍ,  ELÍ  LEMÁ  SABACTAMÍ







Jesús, en un esfuerzo desgarrador, se queja con amargura: 


                       “ELÍ, ELÍ LEMÁ SABACTAMÍ”.  



Es su cuarta palabra, quizá la  más humana. La pronuncia en 

Arameo, su  lengua, y en ella deja sentir toda su soledad. 

Una soledad patética, llena de angustia. Esta solo y sabe que la 

oscuridad, pronto le llegará.

Pide ayuda, porque como humano que es, su dolor es inmenso. Se 

siente abandonado, pero aún le quedan fuerzas en su agonía para 

preguntar en un grito profundo:

                     
“DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?


Él, su hijo amado, extenuado por el suplicio al que había sido 

sometido, lanza un lastimero por qué. El sacrificio es tan 

excesivo, que por un momento llama a su Padre creyéndose 

abandonado, cuando en realidad, éste nunca le abandonó, sino 

que como hombre que era, tenía que llegar hasta el final según 

el designio. Aceptar el dolor y no mostrar debilidad ni duda 

alguna.

Juan reclinado en la cama, observaba minuciosamente cada 

detalle de la aséptica habitación donde estaba recluido. No 

sabía cuánto tiempo llevaba allí.  “Tal vez un mes o quizá 

más”  -pensó- “¡Qué más da!  Ahora es cuestión de días o de horas”  
se dijo sobriamente-  y, una vez más, comenzó a contar los 

cuadros que había en el falso techo. Cuando se cansaba, 

trataba de empezar de nuevo, pero esta vez desde otra 

esquina.

Necesitaba tener su mente ocupada, aunque fuese en 

banalidades. Sabía, que si rehusaba a seguir con ese 

pasatiempo, volvería a él la desolación, el miedo y la 

indefinible soledad.

Apartó sus ojos del techo y dejó que su mirada triste atravesara los 

cristales del gran ventanal. La vista era gratificante como un 

hermoso cuadro campestre. El sol, radiante, iluminaba hasta el 

último rincón enalteciendo aún más la naturaleza.

Juan permaneció inmutable ante la belleza que ante sí tenía. Su 

final estaba cerca. Lo intuía. Todos le habían abandonado a su 

suerte. Era difícil de encajar, pero en el fondo él comprendía que 

su conducta había sido errónea. Disipó  su vida sin escrúpulo 

alguno, y ahora, su disoluto proceder le estaba pasando factura. 

Lágrimas de amargura bajaron por un rostro demacrado, casi 

cadavérico.

Necesitaba hablar, encontrar en su corazón un vestigio que le 

devolviese esa fe que aún latía en lo más profundo de su ser. 

Nada. Se encontraba vacío.

La luz se hizo opaca y el tiempo pareció detenerse. Un leve 

estremecimiento recorrió su cuerpo. Sabía que iba a morirse y su 

conciencia dormida, imploró temerosa que le diese fuerzas para 

aceptar su destino.

La soledad le impone y ése miedo cerval a la muerte que le 

avisa con intermitentes dolores de agonía, le aterró tanto, que 

de su garganta salió una pregunta llena de amargura:

                    

“DIOS MÍO, DIOS MÍO  ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO


¿Quién había abandonado a quién?




  



R.P. 00/2008/1316
León, 14 Enero 1998

lunes, 14 de marzo de 2016


                                        
                                        LA  RUEDA




No se sabe exactamente cómo ni cuando apareció la 

rueda. La primera prueba histórica que se tiene se 

sitúa sobre el año 3.000 a.C. y en la civilización 

mesopotámica. Aparece en el llamado Estandarte de 

Ur, donde se ve un carro tirado por onagros 

(asnos salvajes). Fue descubierto por el arqueólogo  

británico  L.Woolley en la década de 1920 en la 

necrópolis real de la antigua ciudad Sumeria de Ur, 

al sur de Bagdad, hoy capital de Irak. Está expuesta 

en el Museo Británico de Londres.

La rueda que aparece es un disco de arcilla con un 

orificio central y otros más pequeños laterales. Por la 

perfección que está realizada, 

se podría suponer que el origen de la rueda e

anterior a 8000 a. C.

Muchos historiadores sostienen que la rueda es el 

invento que más ha cambiado la civilización y fue decisiva para inventos posteriores 

como la polea. La rueda y la polea facilitaron el 

transporte y la construcción arquitectónica. Junto a 

la palanca son los primeros inventos con los que el 

hombre se sirve de su ingenio para lograr 

objetivos imposibles para su fuerza física. El 

funcionamiento es muy sencillo y está basado en la 

rotación sobre sí misma.



León-14-3-2016
                                         

domingo, 6 de marzo de 2016

CUESTIÓN DE PATATAS





                         CUESTIÓN DE PATATAS




_ ¿Qué hay para comer?

_Patatas guisadas.

La respuesta tajante y un tanto agria, le dejó con la 

frase ¡otra vez!  a las puertas de la boca. Otro día 

más, las patatas eran las protagonistas a la hora de comer.

Samuel con gesto de hastío, se acercó a la mesa y 

esperó que la madre le llenara el plato de patatas, 

porque no había nada más que eso.

_No sé porqué preguntas que hay para comer, sabes 

bien que es lo único que tenemos y da gracias que 

puedes llenarte el estómago. Otros, ni eso así que no

me hagas siempre la  misma pregunta –le dijo la 

madre mientras depositaba un plato rebosante de 

patatas. Sin contestar, cogió la cuchara y comenzó a comer. Con éste único plato Rosa trataba de que su hijo y ella, no pasaran hambre. Era consciente que Samuel necesitaba una alimentación que le aportara unos nutrientes, que le dieran más vigor.

La vida había dado un giro inesperado para ella. 

Abandonada  por un marido que había desaparecido 

de un día para otro sin más explicaciones.

Sola con un hijo pequeño que alimentar y dar 

educación, se enfrentó a la dura realidad. Buscó más 

trabajo para añadir un poco más de dinero al que ganaba de asistenta laboral. Los gastos de una pequeña vivienda se tragaban más de la mitad de los escasos sueldos que tenía. Éstos eran mínimos y sin embargo, era explotada sin pudor alguno.

Cuando llegaba por la noche a su casa lo primero que

hacía, era ir a la habitación de Samuel. Éste ajeno a 

los sinsabores de su madre dormía.

 Depositaba un beso en la frente y salía dispuesta a seguir trabajando. Lavar, planchar y cocinar las inevitables patatas. Cuando se iba a la cama, le quedaban pocas horas para volver a levantarse y volver a repetir todo.

Estaba cansada, derrotada y desmoralizada. 

Cansada, porque el día se hacía pequeño para todo el trabajo que inalterablemente hacía hora tras hora.

Derrotada por un tiempo inesperado, lleno de 

añoranza por ser mujer amada, deseada y ahora, 

carente de todo eso. Estaba sola y esa soledad le 

hacía daño. Necesitaba tener a su lado alguien para 

poder  apoyar su cabeza y sentir ese amor, ese calor 

que ahora estaba eclipsándose. Desmoralizada por ser el punto en el cual, convergían todos los problemas que un día sí y otro también, le abrumaban. Era muy difícil  que ella se desmoralizara. Nunca vio las cosas oscuras, pero ahora las fuerzas menguaban día a día.Cuando se miraba en el espejo, veía el rostro de una mujer con semblante triste, avejentado y una mirada que denotaba una profunda amargura. Más de una vez, se había dicho mientras veía la imagen reflejada en el espejo:“Tienes que luchar  y no dejar que nadie te haga más daño. Sé que alguien me ayuda y no me dejará sola. Tengo un hijo y es suficiente motivo para seguir viviendo para él, darle mucho cariño y que la fuga de su padre le afecte lo menos posible”


Tres veces a la semana iba donde vivía la señora

Pilar. Eran  las mejores horas de su trabajo. Mujer 

risueña, excelente conversadora y muy cariñosa con ella.Desde el primer día supo de la situación en la que estaba y en ella, encontró ese cariño de la que estaba muy necesitada.

Huérfana desde hacia unos años, echaba y necesitaba una madre que le diera esa fuerza y ese cariño que tanto precisaba. Seguía llorándola siempre que su imagen venía a ella. El recuerdo era tan persistente que pasaría mucho tiempo hasta que lentamente se fuera.

Cada dos días, Pilar le daba una bolsa con una botella de leche, galletas y alguna naranja. “Es para el niño, necesita alimentarse para estar sano y crecer”Era una gran ayuda y su agradecimiento se volcaba en quererla y hacerle la vida más dulce. Entre Pilar y un primo que desde un principio se interesó de los problemas que tenía, no dudó en darle lo que tenía: patatas. Agricultor de dicho  tubérculo,  cada cierto tiempo le enviaba un pequeño saco. Había veces que éstas, venían acompañadas de algunas cosas más.
Sí, verdaderamente nunca se está solo, aunque lo 

creamos viendo las desdichas que  

nos acosan constantemente. Recogió los cacharros, 
la ropa sucia en el cesto y se fue a la cama.

-“Un día más que se fue – se dijo, mientras se 

acostaba. Repasó las horas que más le interesaban. 

Horas dedicadas a su querido hijo. Ahora le dolía el 

trato y palabras que le había dicho a la hora de 

comer.

-¡Dios, perdóname! Que injusta he sido con mi 

pequeño. Él no tiene la culpa del revés que hemos 

tenido. Nada más que tenga algo de dinero 

ahorrado, le llevaré al cine a ver una película de sus 

héroes preferidos. Le compraré ropa, pues la que 

tiene está pequeña y desgastada.

Sé que le estoy haciendo responsable de cosas que 

no debía hacer, como saber que cuando llegue a casa

después del colegio, estará solo. Las llaves las tenía 

un vecino que vivía arriba. Hacer los deberes sin que 

nadie le ayudase, cenar e irse a la cama.

Tengo que hacer frente a éste desafío que las 

circunstancias me   han puesto en mi camino.Asumir 

sin temor alguno y desaliento. Ese es mi reto. 

Trabajaré todo lo que pueda y esperar, que el 

mañana siempre será mejor, aunque sea cuestión de 

patatas.

Con una sonrisa se dio la vuelta y cerró los ojos.










R.P.00/2015/1711
León-14-8-210

*Dedicado a todas las mujeres
trabajadoras. 

martes, 1 de marzo de 2016

FEMENINA ELLA




  

F E M E N I N A   E L L A


 ¿Dónde está la feminidad? Me pregunto al ver el desmesurado cambio que muchas mujeres están dando a su imagen. Empiezan por la cabeza y terminan por los pies. No se salva nada.
Veamos: El cabello suele ser la zona donde más experimentos hacen estas mujeres” Las cabezas que se ven, ya no ondulan al viento los cabellos hermosamente rizados, ni las melenas lacias. Pocas se ven  y sin embargo, lo que ahora de lleva  son las testas mondas” y en su defecto, con dibujos geométricos. Las que optan por dejarlo  a medio pelo, lo llevan de distintos colores. Vamos, todo un arco iris en miniatura.

El rostro lo  suelen adornar  con toda clase de aros. Además de ponerse  más de dos pares en cada oreja, los labios y aletas de la nariz, son los lugares donde más se ven éstos  inusuales  piercing .
 Me pregunto: ¿Estas    mujeres no son besadas? Y si es así,  ¿la persona que anhela tal cosa,  le gusta que  sus labios se topen con ese pequeño  artefacto? A mí no me gustaría.

Hay mujeres que llevan más lejos su osadía. Incrustan en su lengua un pequeño pendiente y las más “in”, adornan sus pezones con un arete ¡increíble! Pero cierto.
Más abajo, el ombligo tampoco se salva del consabido aro.

El cuerpo lo suelen usar como si de un lienzo se tratara. Los tatuajes de la más variada índole ocupan espalda, brazos, senos, nalgas, piernas etc. 
Nombres, anagramas, dibujos florales y demás fantasías, cubren la piel de estas féminas
Cuándo miran su desnudez en el espejo ¿les gusta lo que ven? ¿No piensan en el tamaño disparate que han hecho? ¿Se ven mujeres  muy femeninas? Y si así fuera, muy bisojas tienen que estar.

Estoy por asegurar, que ni las mismas madres que las parieron, reconocerían  esos cuerpos como el de sus hijas, si alguna vez los ven. Cosa que dudo.
Pasemos al tema del vestuario. No tiene desperdicio alguno.


Los creadores de esos estilos tan peculiares, deben de estar calvos (algunos), por el esfuerzo tan grande de someter sus neuronas inventoras a tal energía desplegada.
Todo carece de forma. No hay un canon que defina o haga entrever, que bajo esa ropa  se esconde un cuerpo de mujer.

Llegamos a los pies. Privados de sugerentes cualidades, los esconden en zafios y horrendos zapatones, que con sus excesivas plataformas más que altas, terminan el día agotadas al no poder moverse con más agilidad.
En resumen, estas mujeres-niñas una vez pasados esos años adolescentes, dejaran en el rincón más oculto, esas tropelías  hechas a sus cuerpos e imagen.
Pocas, muy pocas se arrepentirán de los excesos cometidos   ya que es, como un reto lanzado a lo que les rodea y a ellas mismas.

Desde que el mundo es mundo, siempre hemos estado sometidas a normas  y órdenes. Con muchísimo trabajo, hoy despegamos y abrimos nuestras alas para volar por este mundo, que también es nuestro. No importa que a veces, nos mostremos fuera de tono. Lo que realmente importa, es que no dejemos de ser mujeres.









R.P,00/2008/1318

León 16 Mayo 1999