EL SECRETO ESTA EN LA LLAVE

sábado, 25 de julio de 2015

ANTOLOGÍA DEL DISPARATE

 



ANTOLOGÍA DEL DISPARATE




NAPOLEÓN: ESTÁ ENTERRADO EN LOS PARALÍTICOS.

GEOGRAFÍA:  EN  HOLANDA DE CADA CUATRO HABITANTES, UNO ES VACA.

RELIGIÓN: CAÍN MATÓ A ABEL CON UNA MOLLEJA DE BURRO.

AUSTRALIA: PAÍS LLENO DE CANGUROS Y ORINOCOS.

EL CEREBRO: ES EL FRUTO DEL CEREBRO.

SANCHO PANZA: ERA MUY AFICIONADO AL VINO, A LAS MUJERES Y A  LAS DROGAS.

FELIPE II: NACIÓ POR PODERES EN VALLADOLID.

JUAN RAMÓN JIMENEZ: SE DISTINGIÓ POR SU AMOR A LA CABRA SOBRE TODO A PLATERO.

LA PIEL: SE TRATA DE UN VESTIDO SIN EL CUAL NO RESISTIRÍAMOS.

LOS PORRAZOS, EN UN MURO DE CONTENCIÓN PARA QUE NO SE NOS SALGAN LAS CARNES.

INSECTOS: EL PALUDISMO ES PRODUCIDO POR LA MOSCA SS.

¿QUÉ SIGNIFICA LEUCOCITO?: LEU, ANIMAL Y COCITO PEQUEÑO.

¿QUÉ SON PSEUDÓNIMOS?: SIGNIFICAN QUE LE LARGAN POR LOS PIES.
PARTES DEL TRONCO: OMBLIGO, CINTURA Y TETILLA.


LA MÉDULLA ESPINAL: ES UN TUBO DE 10 A 12 METROS DONDE  DECÍAN LOS ANTIGUOS QUE RESIDÍA EL ALMA.

FRUTOS SECOS: ENTRE ELLOS ESTA LA NARANJA, QUE SE DIVIDE EN VARIAS PARTES LLAMADAS “GRAJOS”


HUESOS DEL CRÁNEO: UN VOLEZ, DOS POPULOS Y UN ESPOIDES.

ANIBAL: FUE UN JEFE CARTILAGINOSO.

UNA DE POSESIONES: EN LAS TIERRAS DEL NOBLES SE UVICABA LA CASA DEL SEÑOR EL MOLINO, LA TOSTADORA DEL PAN ETC.

PARTES DEL INSECTO: TRES: IN-SEC-TO

MEDIR EL SEGUNDO VERSO ESCRITO EN LA PIZARRA: EN EL ENCERADO.


LUIS DIEZ JIMÉNEZ


León-25- 7-2015 

*respuestas de alumnos
de un instituto


sábado, 18 de julio de 2015

T Á N T A L O






                            TÁNTALO


Su suplicio es famoso y proverbial. Según la 

mitología griega. Tántalo está condenado a vivir 

en el infierno debajo de una roca que amenaza con 

caerse y es víctima de un hambre y sed 

inaguantable. El agua le llega hasta los labios, pero 

cuando intenta beberla, baja de nivel; si pretende 

agarrar la fruta, que se le ofrece apetitosa en la 

rama de un árbol, ésta se eleva. “El suplicio de 

Tántalo” es el que un deseo que nunca satisface.

¿Qué crímenes cometió Tántalo que tanto 

indignaron a su padre Zeus para que le castigase 

de esta manera? Tántalo fue rey de Lidia. Se casó 

con la pléyade Dione, hija de Atlas, de la que tuvo 

a Pélope y a  Niobe. Fue amigo de los dioses, que 

le invitaban a su mesa, pero no correspondió a esta 

confianza. En efecto,Tántalo descubrió a los 

hombres los secretos de los dioses y les robó  

ambrosía que luego dio a sus amigos. La ambrosía 

era el alimento de los dioses. Poseía propiedades 

mágicas que los volvían invulnerables. A los 

hombres admitidos en el rango de los héroes les 

daba juventud eterna. Recordemos también que el 

“néctar” era la bebida de los dioses en el paganismo 

antiguo.

León- 18-7-2015

                          ____________

                                   

sábado, 11 de julio de 2015

COMO SE CULTIVA EL AMOR






          ¿CÓMO  SE  CULTIVA   EL  AMOR?



Hay preguntas que la mayoría de las veces te dejan 

en blanco y antes de responder pasados unos 

segundos, recuperando la mente tratamos de 

buscar desesperadamente algo que contestar, y es 

cuando dejas salir de la boca una respuesta tan 

inverosímil, que ni tu mismo te lo crees.

La jovencita seguía mirándome a la espera de que 

ampliara la escueta contestación que le había dado. 


Estrujé la mente hasta que saqué otra respuesta. 

Me había pillado tan desprevenida que ni yo misma

conocía esa faceta mía tan vacía de argumentos.

Salí del salón en el cual se habían dado unas 

charlas a los jóvenes que lo habían llenado, dado

los temas referentes al sentir de la juventud ante la 

llegada del amor.

No sé que me pasaba. Vacía, desconcertada. La 

facultad de comunicación, me había fallado.


De regreso a mi casa las preguntas que me habían 

hecho, volvían de forma acusatoria al no haberlas 

respondido como los jóvenes esperaban.

Me senté en un banco de los muchos que había en 

un precioso jardín el cual travesaba siempre que iba 

a mi cada, puesto que ahorraba una media hora. 

Abrí el cuaderno en el que había apuntado algunas 

preguntas y la escasa respuesta.

-¿Por qué nos enamoramos? ¿Qué es lo primordial? 

¿Por qué sabemos que estamos enamorados? ¿Nos 

equivocamos mucho? Las letras danzaban y se 

mezclaban unas con otras. Cerré unos largos 

segundos los ojos, mientras pedía orden a la mente 

para poder responder correctamente.

“Nos enamoramos porque algo se activa en lo más 

profundo de nosotros. Es como tocar el botón que 

enciende la luz.

Lo primordial es fundamental ante todo, porque 

tanto uno como lo otro, sabe que no es casual el 

haberse conocido. El estar enamorado es algo que 

nos delata en la mirada, en el deseo de estar juntos.

Nos equivocamos ¡Claro que nos equivocamos! ¿Por 

qué? Más de las veces es la juventud, pero siempre 

no es así.

Cómo se cultiva el amor, me dije y me respondí en 

voz baja “No dejando que se muera, regarlo día a 

día con nuestro cariño y deseo de que mañana será 

aún más grande”.








León, 10-5-2015



lunes, 6 de julio de 2015

UN MILLÓN DE AMIGOS

                        







             QUIERO  UN MILLÓN  DE  AMIGOS




Si tuviera millones de amigos, le pediría a cada uno 

una moneda y sería millonario.

Si tuviera 500.000 amigos, les pediría  tomarnos de 

la mano para unir el país.

Si tuviera 200.000 amigos, fundaría una ciudad 

donde todo el mundo me saludara con una sonrisa.

Si tuviera 25.000 amigos, la empresa de teléfonos 

me costaría la línia cada vez que cumpliera años.

Si tuviera 6.000 amigos, me gustaría ser padrino de 

6.000 niños.

Si tuviera 1.000 amigos, tendría 1.000  manos para mí.

Si tuviera 365 amigos, pasaría cada día del año con 

uno de ellos.

Si tuviera 100 amigos, tendría cada día 100 

consejos.

Si tuviera 10 amigos, mi madre tendría 10 hijos más.

Si tuviera 4 amigos, tendría aseguradas cuatro 

manos que cargarían mi ataúd.

Si tuviera 2 amigos, sería 2 veces más feliz.

Pero si tuviera un solo amigo, no necesitaría tener más.

Hay quienes quieren tener un millón de amigos 

cuando cada uno vale millones.
                                            

 León-6-2015







miércoles, 1 de julio de 2015

UNA MALETA VIAJERA

                UNA   MALETA VIAJERA


La estuve mirando largo rato. Sentí una pena terrible dejarla sola, abandonada, pero no tenía otro remedio. Mi decisión estaba tomada. La desolación era grande cuando mis ojos se posaban en ella viéndola tan desvalida,  endeble  y achacosa.

En esa  larga y bochornosa  noche todos los 

adjetivos buenos y malos, se mezclaban en mi 

mente a empujones y más de una vez, sin 

miramiento alguno.

-“Era injusta ¿Con quién? ¿Con ella o con lo que 

hacía?”

Los remordimientos comenzaron a golpearme. Sin 

oponer resistencia alguna, dejé que los maravillosos

momentos en los que,  había sido mi más fiel

 compañera salieran a flote pletóricos de emoción.

El día que mi abuela me la regaló, hice el firme

 propósito  de que siempre estaría conmigo. A partir 

de... ¿cuándo? Ya ni me acordaba, comenzó mi 

aventura con ella a mi lado.

Fascinación era lo que sentía al viajar, conocer 

lugares y países que destilaran esa esencia de los 

que genuinamente son únicos. Impregnarme de su 

historia y admirar  todos sus encantos. Meterme en la piel  de sus moradores y sentir en cada momento sus latidos y sus vivencias.

Mi pasión por los viajes databa de unos cuántos

 años atrás; aunque comencé a sumergirme en ellos 

muy niña. La culpable de este entusiasmo  fue mi 

abuela. Sentía verdadera adoración por ella cuando 

sobre sus rodillas, le oía contar el viaje que había

realizado; pues además de darle un matiz especial 

sus relatos, su voz me cautivaba como si 

estuviera contando un maravilloso cuento sólo, que 

lo que me decía era real y ella,  su  principal 

protagonista. Era una mujer con una cultura muy extensa.

 Toda  su persona  hechizaba. Muy activa y de 

 carácter fuerte, daba una gran seguridad el estar a 

su lado. Sabía lo que deseaba y lo expresaba 

claramente. Su franqueza  era apabullante. Su 

sonrisa y la gran sinceridad que emanaba, 

prevalecían ampliamente. A su lado, afronté los 

viajes más hermosos que nunca soñé.

Los años pasaron y con ellos mi niñez. Era feliz, por fin iba a realizar mi gran sueño: viajar. Mi abuela cumplía su promesa.

Sus maletas eran grandes, toscas, pero llenas de 


encanto. Diversas etiquetas de los más variopintos 

lugares en los que había estado, se repartían hasta 

borrar su color pardusco, dándolas un halo único a 

su gran personalidad.


Me gustaban y  sentía mucha felicidad el ser parte de ellas, pues mi abuela hizo un hueco en una para poner mi pequeño equipaje.

Unos días antes del noveno viaje, los llevaba 

apuntados al dedillo, me hizo un regalo: una 

maleta. 

La emoción fue tan grande, que invadió todo mi ser 

y  lloré. Abrazó mi delgado  cuerpo  y dejó que mi 

llanto se fuera apagando. Limpió mis últimas 

lágrimas, acarició mi rostro, besó mis llorosos ojos y 

dijo dulcemente:

-“Gracias cariño por demostrar  tu felicidad por tan 

poca cosa. Eres muy emotiva y das mucha 

importancia a las pequeñas cosas. Ten mucho 

cuidado. No quisiera que sufrieras, el mundo es 

muy cruel.”

A partir de ese día, la maleta se integró en mi vida más de lo que yo pudiera haber imaginado. Durante el tiempo que estaba inactiva en los periodos de clase,  seguía utilizándola y  guardaba en ella todo lo  que  yo llamaba “asuntos íntimos”  Cartas, fotos, poemas etc. Era el lugar indicado, pues al tener llave,  mi hermano nunca podría saber de mis secretos.

No sé por qué razón,  mi abuela me quería mucho y lo demostraba sin recato alguno. De pequeña fui su muñeca preferida. Luego, el juguete soñado pues en mí, daba rienda suelta a sus fantasías en todas sus facetas.  Me peinaba  y  me llevaba  a exposiciones y conciertos sabiendo , que jamás le defraudaría con un amago de aburrimiento  pues  el ir, me hacía sentir importante.
 Cuando empecé a florecer como las flores de primavera, su gozo se hizo más patente. Era su confidente y tenía claras aptitudes  para seguir su gran pasión: los viajes. Ya lo había demostrado varías veces al oír  sus relatos sobre los lugares visitados y  al decirle, que algún día, no tendría que contarme nada, pues  de los muchos viajes que realicé con ella el que hicimos a la India marcaron mi vida.

Íbamos a conocer  un pueblecito  encantador al menos, eso decía el libro de viajes que siempre nos acompañaba.

El viejo y destartalado autobús, iban hasta los topes de gente. Hablaban, gesticulaban y reían con gran felicidad, pese a ser grandes sus carencias. Cuando llegamos, la pobreza y falta de recursos que sin pudor exhibían, hizo que apenas reparara en la belleza del lugar.

Los niños se acercaban sonriendo con gran dulzura y naturalidad, esperando nuestra generosidad. Nos miraban con sus grandes y negros ojos y sin querer, necesitabas darles algo más que unas monedas.

Supe entonces, que en este mundo tan grande y pequeño a la vez, convivían seres de muy distintas culturas, costumbres, historia, lengua y estatus social; pero en el  fondo, todos con las mismas necesidades. Nosotros, hijos de la abundancia y el progreso, apenas reparamos en esos seres desheredados, es más, tratamos de evitarlos. Nuestra pasividad es vergonzosa.

Mi abuela que había pasado por cosas peores, me ayudó mucho. Hoy es el día, que no logro borrar de mi mente las imágenes de pobreza que vi y la gran entereza en asumir su suerte.  Vivían y para ellos, era  suficiente. Tomaban la vida tal y como les venía. Admiré sinceramente su gran coraje.

En los viajes posteriores que hice a otros países, en 

los que la pobreza también  era un componente 

más, pude arrostrar algo mejor las imágenes, pero 

no por eso, mi corazón dejó de sufrir ante el 

infortunio de todos esos seres, que nunca dejarían 

de ser nuestros hermanos.


 Cuando mi abuela murió,  experimenté tal abandono y soledad,  que tardé unos años  en volver a retomar lo que ella me pidió en sus últimos momentos: que nunca abandonara,   que siguiera viajando.

Se lo prometí, pero no lo hice. Estaba huérfana,  

vacía. Nada despertaba mi interés. El correo estaba 

lleno de ofertas que las agencias de viaje me 

enviaban, como reclamo y excelente consumidora 

que era. No me interesaban. Me centré más en el 

trabajo.

Los días grises y penosos, fueron dando paso a otros


que enunciaban, cómo un capítulo de mi vida se 

cerraba para dar paso de nuevo al que dejé atrás. 

Era, como si hubiese pasado  una grave 

enfermedad y recuperadas mis fuerzas,  retomara 

con ánimo una grata  tarea para mí.

Era hora de cumplir con una promesa hecha a una 

moribunda y que la había ido postergando año  tras año.

Saqué la maleta olvidada en el trastero, pues a raíz 

de la muerte de mi abuela, algo hizo que la 

rechazara y no deseaba verla, por lo que su destino 

fue la habitación donde todo lo inútil iba a parar.

Con gran cariño  la estuve limpiando y rememorando los maravillosos viajes que  como una amiga callada, obediente y sumisa  hizo a mi lado.

Mis manos acariciaban cada etiqueta con mimo, 

recordando la entrañable figura de mi querida abuela.

La quise mucho y ése amor perduraba todavía. Mi 

vida se había enriquecido considerablemente, pues gracias a ella,  conocía países y una variedad de gente que habitaba en ellos,  me enseñó a reflexionar sobre las grandes tropelías que sufren.

Hice muy pocos viajes con ella. Los años no perdonaban nada. Ya no era la jovencita de antaño, la maleta   pesaba mucho y, estaba pidiendo un clamoroso retiro. Estaba muy vieja ya.  Había perdido ese encanto y la prestancia de sus primeros años. Soportó el bullicio de las estaciones. Los apretones y vaivenes de los bajos de cantidad de autobuses.  Su majestuoso  pasar por la cinta de equipajes de los aeropuertos, más de una vez   había causado  admiración por el colorido de sus etiquetas.

Tenía que renovarla por otra más ligera  y con todos esos progresos de modernidad;   material  más resistente, ruedas, cerradura sin llave...etc.

Era consciente de que una parte de mi vida quedaba allí. Nunca  me había abandonado, ni en los momentos más difíciles y sin embargo, yo le decía adiós para siempre.

Mi maleta viajera quedaba sola, esperando su último viaje:  el camión de la basura.









r.p. 00/2008/1319
León, 21 Setiembre 2000