Tres golfillos pateaban la calle en un intento de matar el tiempo. Deambulaban
por la gran Avenida a pesar del frío ambiente sin saber qué hacer.
Con las manos
hundidas en los bolsillos vacíos de unos sucios y raídos pantalones, sorteaban
a la muchedumbre con pasos perezosos
que se arrastraban por el gélido
asfalto húmedo y resbaladizo.
No sabían qué
hacer, ni como pasar esas horas invernales que se estiraban lentamente como un
chicle. Imposible jugar, todo estaba cubierto de hielo. En el parque la nieve
cubría prácticamente todo, al no asomarse el sol durante el Invierno y tener zonas muy
sombrías. Tampoco podían contar con sus comparsas de correrías y juegos. Éstos
se habían evaporado
__Son unos
“cagones” –apostó uno de ellos dando una patada a algo invisible.
__Ellos se lo
pierden –contestó otro al tiempo que se restregaba la nariz con el dorso de la
mano. El gesto fue tan rápido que, un hilillo mocoso quedó a la intemperie
congelándose poco después.
__¿Por qué no
vamos hasta el BID-VERT?
__¡Genial idea!
Estoy como un chupitel de tieso ¡Qué frío!
__Eres un canijo
friolero. Tenías que haberte quedado al lado del brasero.
__No te hagas el
valiente. Estás tieso como todos. Tú si que tenías que estar pegado al fogón,
asando castañas.
¿Porque no
dejáis de hablar y nos vamos? Yo tengo un frío que me voy a quedar como un
carámbano de los que cuelgan del tejado de la sra. Patrocinio.
_-¡Jó qué
pasada! El otro día, intenté coger uno y casi me rompo la crisma.
__¿Para qué lo
querías? No estamos en verano para chuparlo como si fuese un polo.
__No sé. Para
tenerlo ¡son tan bonitos! Parecen cristales alargados.
__Nos vamos o
qué. Tengo el dedo gordo del pie como un carámbano, así que no hace falta que
vayas más lejos acogerlo ¡Vamos!
A grandes
zancadas se dirigieron al lugar mencionado, pues era suficiente motivo para
correr más que andar. La sola mención del nombre, les impulsaba con nuevos
bríos pensando en el agradable calor y ambiente navideño que allí se respiraba.
Pronto se vieron
absorbidos por el gentío que iba y venía
en una y otra dirección, llevando grandes paquetes primorosamente envueltos en
papel con motivos sugerentes a La
Navidad y sujetos con cintas de diversos colores.
__Aquí se está
divinamente ¿Cómo no lo habíamos pensado antes? –se atrevió a decir el más
pequeñajo -mientras sacaba de los bolsillos sus manos ateridas por el frío de
la calle y se las frotaba enérgicamente.
Se mezclaron
entre la marea humana dejándose llevar
como si fuesen hojas que las lleva el viento. Como niños que eran, todo les
llamaba su atención. Se paraban una y
otra vez, ante todo lo que veían. El poder de atracción era muy fuerte, pues
los grandes almacenes sabían cómo atraer al público. Eran fechas muy especiales
y el espíritu navideño sabían explotarlo bien.
Una fuerza
irresistible atrajo a los tres hacía un estante donde se exhibían diversos
objetos de Navidad. Allí estaba, sobre una mesa cubierta de musgo y sembrada de
pequeñas y luminosas estrellas.
Los ojos de
“pecas”, apodo que recibía por la gran cantidad que en su cuerpo había,
parpadeaban inquietos mientras observaba expectante la maravillosa ilusión que
veía, en la reluciente y luminosa bola azul-plateada.
A su lado, los
amigos se empujaban aferrándose con viveza a no renunciar al lugar conseguido
para mirar con embobamiento, la brillante esfera.
Daba la vuelta
con mucha lentitud para que se pudiera admirar pausadamente el maravillo regalo
que la humanidad había recibido.
La figuras en
miniatura se hacían grandiosas para mostrar un hermoso niño nacido en un
establo. Luego,
quedaba un tenue color azul claro para volver a repetir la secuencia.
Los tres
pilluelos, se dieron por satisfechos después de un largo tiempo viendo la maravilla
tan asombrosa una y otra vez, dejaron el puesto a otros niños que como ellos,
ansiaban ver la bola y quedar
extasiados.
Ya no tenían
frío y a pesar de ser unos críos, algo en su interior les decía que, lo visto
era lo más grandioso que muchísimos años
antes había pasado. El nacimiento de un niño en una pequeña aldea llamada
Belén. Un niño que había llegado a un mundo cargado de amor al prójimo con un corazón grande para amar a todos sin
diferenciar a nadie. Ahí estaba y nos
lo recordaba cada Navidad, aunque fuera una bola mágica.
¿Qué representa la Navidad para nosotros?
¿Cómo la vivimos? ¿Somos conscientes de ese hecho tan sobrenatural? ¿Cómo lo
aceptamos? ¿La valoramos en su justa medida?
R.P. intelectual
00/2008/1317
León 14, 12.
2007
12 comentarios:
Es muy bonito el artículo de Navidad gracias
Pablo P.
La Navidad siempre es motivo de bonitos relatos
Carla
Me gusta mucho leer estas cosas, es muy agradable, saludos
José I.
Muy bien contado, puedes sentir el mismo frio q los protagonistas y la misma emocion al ver a Jesus.
Muchas gracias, Luisa.
Interesante el cuadro constumbrista del re4lato, pero lo primordial sus reflexiones finales, muchas gracias
Pablo luis
Muy bonito del relato de Navidad, me gustú mucho
Alicia
Te metes muy de lleno en la Navidad y nos haces partícipe de ella, gracias
Maribel A.
Hermoso relato navideño, muchas gracias por ese regalo
Angelina S.
Me gusta mucho el ver reflejado en el artículo, todo lo navideño
Es muy bonito el relato, precioso
Antonio V.
leer todo lo que escribes, es una maravilla, lo de navidad es precioso
Raquel
Un relato muy bonito para estas fechas que tanto inspiran
javier
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