EL SECRETO ESTA EN LA LLAVE

lunes, 15 de diciembre de 2014

UNA BOLA MÁGICA







Tres golfillos  pateaban la calle  en un intento de matar el tiempo. Deambulaban por la gran Avenida a pesar del frío ambiente sin saber qué hacer.
Con las manos hundidas en los bolsillos vacíos de unos sucios y raídos pantalones, sorteaban a la muchedumbre con pasos  perezosos que  se arrastraban por el gélido asfalto  húmedo y resbaladizo.

No sabían qué hacer, ni como pasar esas horas invernales que se estiraban lentamente como un chicle. Imposible jugar, todo estaba cubierto de hielo. En el parque la nieve cubría prácticamente todo, al no asomarse el sol  durante el Invierno y tener zonas muy sombrías. Tampoco podían contar con sus comparsas de correrías y juegos. Éstos se habían evaporado

__Son unos “cagones” –apostó uno de ellos dando una patada a algo invisible.
__Ellos se lo pierden –contestó otro al tiempo que se restregaba la nariz con el dorso de la mano. El gesto fue tan rápido que, un hilillo mocoso quedó a la intemperie congelándose poco después.
__¿Por qué no vamos hasta el BID-VERT?
__¡Genial idea! Estoy como un chupitel de tieso ¡Qué frío!
__Eres un canijo friolero. Tenías que haberte quedado al lado del brasero.
__No te hagas el valiente. Estás tieso como todos. Tú si que tenías que estar pegado al fogón, asando castañas.
¿Porque no dejáis de hablar y nos vamos? Yo tengo un frío que me voy a quedar como un carámbano de los que cuelgan del tejado de la sra. Patrocinio.
_-¡Jó qué pasada! El otro día, intenté coger uno y casi me rompo la crisma.
__¿Para qué lo querías? No estamos en verano para chuparlo como si fuese un polo.
__No sé. Para tenerlo ¡son tan bonitos! Parecen cristales alargados.
__Nos vamos o qué. Tengo el dedo gordo del pie como un carámbano, así que no hace falta que vayas más lejos  acogerlo ¡Vamos!
A grandes zancadas se dirigieron al lugar mencionado, pues era suficiente motivo para correr más que andar. La sola mención del nombre, les impulsaba con nuevos bríos pensando en el agradable calor y ambiente navideño que allí se respiraba.

 Pronto se vieron absorbidos  por el gentío que iba y venía en una y otra dirección, llevando grandes paquetes primorosamente envueltos en papel con motivos sugerentes a La Navidad y sujetos con cintas de diversos colores.
__Aquí se está divinamente ¿Cómo no lo habíamos pensado antes? –se atrevió a decir el más pequeñajo -mientras sacaba de los bolsillos sus manos ateridas por el frío de la calle y se las frotaba enérgicamente.

Se mezclaron entre  la marea humana dejándose llevar como si fuesen hojas que las lleva el viento. Como niños que eran, todo les llamaba su atención.  Se paraban una y otra vez, ante todo lo que veían. El poder de atracción era muy fuerte, pues los grandes almacenes sabían cómo atraer al público. Eran fechas muy especiales y el espíritu navideño sabían explotarlo bien.

Una fuerza irresistible atrajo a los tres hacía un estante donde se exhibían diversos objetos de Navidad. Allí estaba, sobre una mesa cubierta de musgo y sembrada de pequeñas y luminosas estrellas.
Los ojos de “pecas”, apodo que recibía por la gran cantidad que en su cuerpo había, parpadeaban inquietos mientras observaba expectante la maravillosa ilusión que veía, en la reluciente y luminosa bola azul-plateada.

A su lado, los amigos se empujaban aferrándose con viveza a no renunciar al lugar conseguido para mirar con embobamiento, la brillante esfera.
Daba la vuelta con mucha lentitud para que se pudiera admirar pausadamente el maravillo regalo que la humanidad había recibido.
La figuras en miniatura se hacían grandiosas para mostrar un hermoso niño nacido en un
establo. Luego, quedaba un tenue color azul claro para volver a repetir la secuencia.
Los tres pilluelos, se dieron por satisfechos después de un largo tiempo viendo la maravilla tan asombrosa una y otra vez, dejaron el puesto a otros niños que como ellos, ansiaban ver la bola y quedar  extasiados.

Ya no tenían frío y a pesar de ser unos críos, algo en su interior les decía que, lo visto era lo más grandioso que  muchísimos años antes había pasado. El nacimiento de un niño en una pequeña aldea llamada Belén. Un niño que había llegado a un mundo cargado de amor al prójimo  con un corazón grande para amar a todos sin diferenciar a nadie. Ahí   estaba y nos lo recordaba cada Navidad, aunque fuera una bola mágica.
¿Qué representa la Navidad para nosotros? ¿Cómo la vivimos? ¿Somos conscientes de ese hecho tan sobrenatural? ¿Cómo lo aceptamos? ¿La valoramos en su justa medida?






R.P. intelectual 00/2008/1317
León 14, 12. 2007




12 comentarios:

Anónimo dijo...


Es muy bonito el artículo de Navidad gracias

Pablo P.

Anónimo dijo...


La Navidad siempre es motivo de bonitos relatos

Carla

Anónimo dijo...



Me gusta mucho leer estas cosas, es muy agradable, saludos

José I.

marta caballero dijo...

Muy bien contado, puedes sentir el mismo frio q los protagonistas y la misma emocion al ver a Jesus.
Muchas gracias, Luisa.

Anónimo dijo...



Interesante el cuadro constumbrista del re4lato, pero lo primordial sus reflexiones finales, muchas gracias

Pablo luis

Anónimo dijo...


Muy bonito del relato de Navidad, me gustú mucho

Alicia

Anónimo dijo...

Te metes muy de lleno en la Navidad y nos haces partícipe de ella, gracias

Maribel A.

Anónimo dijo...

Hermoso relato navideño, muchas gracias por ese regalo

Angelina S.

Anónimo dijo...



Me gusta mucho el ver reflejado en el artículo, todo lo navideño

Anónimo dijo...

Es muy bonito el relato, precioso

Antonio V.

Anónimo dijo...

leer todo lo que escribes, es una maravilla, lo de navidad es precioso

Raquel

Anónimo dijo...

Un relato muy bonito para estas fechas que tanto inspiran
javier