UN PASEO POR LA VIENA IMPERIAL
Aeropuerto de Barajas
A las seis cuarenta y cinco, el despertador me sacó de la cama. Después de asearme y desayunar, cogimos el equipaje y nos fuimos a la parada de taxis y luego de un largo recorrido nos dejó en el aeropuerto.
Con nuestras maletas y a paso vivo, recorrimos largos tramos, enormes salas en las que la gente de ambos sexos y de muy distinta procedencia esperaba leyendo, durmiendo o manteniendo agradables charlas para hacer su espera más tolerable.
Nos unimos a las personas que en actitud pasiva, aguardaban la hora de embarque. Éste no se hizo de esperar.
El vuelo es tranquilo. El avión va sobre un mar de nubes blancas, mientras que el sol luce en todo su esplendor en un cielo azul. Cuando las nubes se abren vislumbro un racimo de casas. Una gran mole nevada sobresale entre las demás montañas limpias.
Diviso un río, me dicen que es el Ródano. Lejos a ambos lados, una gran ciudad. Creo que es Grenoble. Otra zona de nubes me impide ver las ciudades y pueblos de Francia.
Debemos de estar sobre los Alpes. Las nubes de abren y dejan ver nieve sobre las montañas. Bajo mis pies a miles de kilómetros, las casas y ciudades se apiñan. Seres humanos viven, aman, lloran y mueren.
Vuelo sobre los Alpes. He cambiado de asiento para verlos bien. El paisaje es maravilloso. Las grandes moles nevadas se yerguen hasta traspasar las nubes bajas orgullosas de su blancura y confundiéndose con el blanco de las montañas que quieren taparlas. Masas de agua descansan de vez en cuando a sus pies.
A las doce aterrizamos. Un día bonito con sol. Buscamos un hotel por el centro. Tuvimos suerte. A partir de las dos y media, comienza nuestra aventura.
Monumentos, iglesias, maravillosas plazas con sus estatuas alegóricas y, un desolador lugar que se entraba por la catedral, bajando hasta las profundidades. Las catacumbas, impresionantes y tremendamente heladoras.
Miles y miles de huesos se mezclaban en montones, en pilas. Alineados, fémures y calaveras. Eran los restos olvidados de la gran peste que asoló Viena, (entre ellos, estarán, los de mi admirado Mozart)
Muertos, se tiraban por un agujero que daba a las profundidades y que jamás era visitado. Mi cuerpo salió tan frío como el lugar donde reposaban esos anónimos seres que tuvieron la desgracia de vivir en esa época tan triste, al estar la medicina poco menos que en pañales.
La ciudad pronto quedó envuelta en sombras. Apenas había gente y la luz iluminaba muy poco. Nos fuimos a cenar lejos, a las afueras de la ciudad. Era, como si quisiéramos olvidar todo lo visto. Muy bonito el lugar, pero muy oscuro y bastante desolado. La gente que había en él, se contaba con los dedos.
Dormí profundamente bien. Estaba realmente cansada.
Un nuevo día claro y soleado. Después de un abundante desayuno, nos dispusimos a ver cosas nuevas.
Recorrimos la cripta donde reposan Los Austria. Reyes, reinas, príncipes, princesas... yacen aquí en enormes catafalcos de hierro muy onarmentados con figuras, coronas, armas, escudos y un largo etc.
En una de las salas, los féretros recubiertos de hierro plateado, sencillo y nada ostentoso del Emperador y La Emperatriz Elizabeth, más conocida por Sissi, son los más visitados. Fue una mujer muy querida por el pueblo. A los pies de su tumba un jarrón de flores frescas siempre le acompaña.
Después nos acercamos a la iglesia de San
Carlos Borromeo y al Belvedere, un castillo con
larguísimos jardines y una gran fuente con
distintos niveles, todo ello en fase de limpieza.
San Carlos Boromeo
Nos fuimos a tomar un café y descansamos.
Visitamos el parque de la ciudad con hermosas estatuas: Strauss, Beethoven etc.
Luego de un larguísimo recorrido en tranvía, llegamos al cementerio, donde una zona está exclusivamente dedicada a célebres músicos que dieron realce a la ciudad de Viena.
Café Melange
Beethoven, Brams, Strauss, Suppe y un
monumento funerario recordando a su querido
Mozart, puesto que sus restos no se encuentran
allí. Posteriormente nos acercamos a la zona
donde reposan los judíos. Las placas con la
estrella de David, pero sin nombre acogían a las
víctimas del nazismo.
Monumento a Straus
(stsdtparrk)
Como postre muy dulce después de tanto
muerto, el parque de atracciones. Nos montamos
en la histórica noria donde se rodaron secuencias
de la mítica película: “El tercer hombre”. Las
vistas eran magníficas. Para cenar, un
restaurante griego pero antes, unas cañas en el
barrio judío al lado de la iglesia más antigua de
Viena: San Ruperto.
Noria
El miércoles amaneció algo cubierto,
mucho aire y fresco. Fuimos al
Hofburg. Primeramente la cripta para
ver más momias.
Muchos ataúdes estaban destapados
para que se vieran sus moradores:
HOFBURG
Vestidos, zapatos, dientes, una mujer embarazada... huesos, tibias,
calaveras... alfombraban los subterráneos de la iglesia de San Miguel. Luego
el Hofburg, sus aposentos, museos...
Por la noche llovió cuando salimos.
Nuestra decepción fue grande, pues
al ser poca gente, la ópera “La
Flauta Mágica” de Mozart, se
suspendió. Nos llevaron en taxi a
otro palacio: El Kursaal y en su lugar
EL KURSAAL
nos ofrecieron un repertorio de valses. Luego, una joven cantante nos ofreció arias muy conocidas. La orquesta y los bailarines se turnaban, pues un jovencísimo tenor nos cantó maravillosas arias. Después de oírles en dúos, ver la pareja de danza, la orquesta que nos invitó a bailar un. bonito vals. Muchas parejas salieron a la pista para evolucionar lo más elegantemente que podían.
Como final, nos ofrecieron la conocidísima marcha Radetzky. Les acompañamos con palmas y por un momento, nos hicieron retroceder unos meses atrás: Al Año Nuevo.
Jueves 24. El día amaneció cubierto y fresco. Nada más desayunar, cogimos el metro que nos llevaría al castillo de Shöbrunn. Allí pudimos contemplar las 40 habitaciones en las que se desarrolló la vida de los reyes de Austria.
Aposentos, gabinetes, salas, salones, dormitorios, aposentos reales, larguísimos comedores con las mesas puestas, es decir, toda la ´
PALACIO DE SHÖBRUNN
vajilla, fruteros, adornos, servilletas en fin, todo un alarde de poder y maravillosa sintonía entre todo para que los comensales disfrutaran en las comidas o cenas que llegaban a contabilizar muchísima nobleza.
Vimos la estancia preferida de Sissi. Su báscula en la cual se pesaba a diario para controlar su peso. Era delgada y muy celosa de mantener una bonita imagen, por tal motivo, su desayuno era muy frugal, como también lo serían las demás comidas.
Su larguísima cabellera la mimaba mucho. Fue asesinada por un sedicioso italiano con una lima. Su esposo jamás se repuso y no volvió a casarse.
Todas las habitaciones conservan con extremada diligencia, hasta el más mínimo detalle. Este castillo de estilo rococó, tiene los patios de entrada con adoquines de madera para amortiguar el ruido de los cascos de caballos.
Después estuvimos viendo los
jardines del castillo con su hermosa
fuente central. Regresamos al centro
en metro. Recogimos el equipaje,
cogimos el autobús en la terminal y
nos fuimos al aeropuerto.
FUENTE DE NEPTUNO
(SCHONBRÜNN)
El vuelo salió a las siete y cuarto. En una tarde apacible y bella, abandonamos La Viena Imperial. Llegamos a Madrid cerca de las diez de la noche.
Inolvidable. Maravilloso.
R.P.00/2008/1316
León, 1- Mayo 2003 -viaje recuperado)
10 comentarios:
VIENA, CIUDAD CON MUCHA HISTORIA Y PRECIOSA, ME GUSTÓ
Pablo
Es muy atrayente leer tus viajes, se ve que los vives
Mª Asunción
Debe ser una ciudad llena de encanto y celosa de lo que guarda
Felicidades
Luli P.
Se ve que lo pasas muy bien, además nos trasmites todo el encanto que hay Saludos
Chencho
Siempre tan inspirada en tus relatos viajeros, son muy bonitos
Tere C.
Incontables recuerdos Luisa
Muchos besos
Ráquel Lázaro
¿Qué puedo decir de Viena? Todo en ella, me traé unos recuerdos inmensamente felices
Alicia
Escoges muy bien todos los viajes, son una maravilla además, tus explicaciones son muy buenas
Pablo P.
Cada vez que leo un viaje, me entran ganas de ir a tu lado por la cantidad de cosas que ves
Alicia
Sé que este viaje fue el primero de los muchos que has echo, pero cada vez me gustan más
Besos
Carla
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