EL SECRETO ESTA EN LA LLAVE

martes, 28 de septiembre de 2010

ROMA, CIUDAD MILENARIA


Aeropuerto de Barajas





Una tarde llena de color, con un sol que daba los últimos coletazos de verano, llegamos a la T4 para coger el avión que nos llevaría a Italia. Nuestro destino sería Roma.
En un atardecer claro y apacible el avión comenzó a elevarse. A través de la pequeña ventana, veía minúsculos núcleos de casas. Nos elevamos a 10.300 metros de altura.
Sobrevolaríamos Madrid, Valencia, Mallorca, Cerdeña y Roma, donde llegaríamos a las 10 y cuarto de la noche.
Poco a poco la oscuridad se fue haciendo dueña. Una de las veces que miré por la ventana, lo que vi me dejó admirada. El avión pasaba sobre la isla de Mallorca y las luces le hacían parecer una enorme araña.
Cuando llegamos a Roma el experimento fue maravilloso. Nunca había volado de noche y el ver las luces delimitando carreteras, vías, edificios, monumentos etc. me gustó mucho.Llegamos a las 10 y 10 de la noche y nos llevó más de 30 minutos en recorrer el aeropuerto hasta llegar al tren que nos llevaría al centro de Roma. Cuando salimos camino del hotel, el recorrido que duró un cuarto de hora, me desilusionó. La mayor parte estaba muy oscuro, vacío y muy sucio. Los barrenderos, no debían de pasar por esa avenida. El hotel bonito, con una gran cama en la cual me acosté y quedé profundamente dormida.


Moisés de Miguel Ángel


Nueve de la mañana, desayunamos y comenzamos el programa.
Encaminamos nuestros pasos a la iglesia de San Pietro in Vincoli, en donde estaban las cadenas con las que estuvo preso San Pedro y que milagrosamente permanecían unidas desde hace siglos.
Allí estaba la escultura de El Moisés de Miguel Ángel




Coliseo
Luego fuimos al Coliseo. Es para quedarse sin respiración. Enorme y tan lleno de historia que, no puedes por menos de pensar todas las cosas terribles que allí sucedían. Tenía una capacidad de 45.000 espectadores, que gozaban viendo correr la sangre de los condenados al ser despedazados por los leones. Lucha de gladiadores, martirio de cristianos, matanza de animales salvajes. Algo irreconciliable con la lección de civilización dejada por Roma al mundo.


Arco de Costantino



La Colina del Palatino, donde estaban los palacios de los emperadores Romanos, y que era el centro de la vida política, comercial y judicial de la antigua Roma, una de las más grandes metrópolis del mundo antiguo.



Ruinas en el Palatino
Arco de Tito en el Foro


Templo de Vesta en el Foro









Ruinas del Templo de Vesta




Vía Sacra en el Foro










Subida al Capitolio



Escalinata que lleva al Monte Capitalino, con grandes esculturas

Vistas del Foro




Boca de la Verita


Fuimos donde está la iglesia donde se encuentra la Boca de la Verdad. Una gran máscara invita a desenmascarar de forma imparcial a todos los mentirosos, al introducir la mano en su boca.
Se decía que sus fauces, la cortaban si eras un perjuro.




Ruinas del Circo Máximo

Nos acercamos al río Tíber y nos sentamos a tomar un gran helado italiano en la isla Tiberina.
De allí al Circo Máximo, donde se hacían carreras de cuádrigas y que ahora, es un inmenso campo.
De allí nos fuimos al hotel, me acosté y dormí de un tirón.Habíamos estado 12 horas fuera.


Cripta de los Capuchinos
Domingo mañana. Empezamos a las 10 en la plaza de Barberini.
Luego bajamos a la cripta de los huesos o cementerio de los Capuchinos. Las cinco capillas están decoradas con los huesos de 4.000 frailes capuchinos. Una frase escrita en un recuadro a los pies de unas tumbas dice:
COMO VOSOTROS, NOSOTROS ÉRAMOS, COMO NOSOTROS, VOSOTROS SERÉIS
Toda una lección en pocas palabras


Escalinata de plaza España





Fuente de la Barccacia




De allí a la plaza de España, con su
obelisco y la fuente en forma de barca.



Fontana di Trevi


Hermosa, la mires por donde la mires. Domina la plaza del mismo nombre. Las estatuas alegóricas de la fuente barroca, fue terminada en el año 1762, pero el escultor Nicolo Salvi, murió 11 años antes del final de los trabajos.
El Titán del grupo escultórico, representa a Océano que avanza sobre una concha tirada por dos caballos precedidos de tritones.


Echando la moneda


En los laterales, las estatuas que representan la Salud y la Abundancia. Las aguas de la fuente vienen del manantial del acueducto Vergine, construído por Agripa en el año 19 a. C.
Me senté y me olvidé de todo lo que me rodeaba que, era muchísima gente. Me puse de espaldas, tiré la moneda y pedí mi deseo:
Volver a Roma


Después nos fuimos a la iglesia de San Ignacio. Una maravilla para los que amamos a la pintura. Nos quedamos callados, sin voz al ver tanta maravilla.

Panteón

Luego llegamos hasta el Panteón que lleva 2.000 años en el mismo lugar.
Construído en tiempos de Augusto en el año 27 a. C. y destruído dos veces por un rayo, fue reconstruído por Adriano entre el año 118 y el 125.
La fachada del Panteón con la inscripción del yerno de Augusto: Marco
Agripa (L.F. significa:Luci Filius, hijo de Lucio) que, lo hizo en el tercer año de su consulado ( COSTERTIUM FECIT)
Tiene un pórtico de templo romano y es de planta circular. La cúpula mide 43,30 mts. lo mismo que la altura y posee, un "ojo" cuyo diámetro es de 9 metros. Cuando llueve, la presión que el aire interno ejerce para salir, impide que entre el agua. Allí está la tumba de Rafael, de dos reyes y de una reina.

Comimos y con todo el calor que hacía, nos fuimos a ver la plaza Navona con forma de circo romano. Tres fuentes, una de ellas es la de los Ríos, representados con colosales estatuas:
El Nilo, El Ganges, El Danubio y El Río de La Plata.


Capuchino en Campo de Fiori






De allí a la plaza Campo de Fiori, lugar de mercado y donde nos tomamos un capuchino.


Nos acercamos a ver la fachada del Palacio Farnesio y en la plaza había dos fuentes con una enorme bañera cada una. Eran de mármol de las termas de Caracalla.
Callejeando bajamos al templo de los jesuitas, llamado IL Gesu. Grande, en el techo hermosas pinturas. En un cuadro comenzó a descender lo pintado y dejó a la vista a San ignacio de Loyola, jesuíta y fundador.
Fue algo digno de ver. Ya de entrada la música coral lo inundaba todo dejándote quieto, mirando la grandiosidad de todo el templo iluminado. En unos instantes, cobró una hermosa realidad. Me senté y quedé tan deslumbrada que, no me cansaba de ver y oír la música acompañada de un gran coro.
Nos tomamos una tarrina de helado de tres sabores en las escaleras de la plaza Minerva, enfrente de un obelisco sostenido por un elefante de Bernini. De allí callejeamos para hacer tiempo a que anocheciera y poder ver la fuente de Trevi en todo su apogeo, iluminada.
Estaba tan lleno como por la mañana.
Luego metro, andar y llegar al hotel, caer rendida en la cama. Otras 12 horas fuera de ella.
Lunes, camino hacía el sur de Roma a la Basílica de la Stª Cruz de Jerusalén, donde hay varias reliquias traidas por Stª Elena desde Tierra Santa. Trozos de Cruz, parte de la inscripción del letrero de la cruz, el famoso INRI, los clavos, etc.
De ahí a una de las grandes basílicas de Roma: San Juan de Letrán y su Scala Santa: los peldaños que supuestamente subió Jesús para ver a Poncio Pilatos, cubiertos de madera y que la gente los sube de rodillas.
Fuimos a la plaza del Poppolo. Grandísima, una de las antiguas entradas a Roma. Llegamos a la Plaza Navona nos sentamos en una terraza a comer. Un chico al lado nuestro, se disfrazó de payaso e hizo las delicias de la gente. Me reí mucho y pasé un rato muy agradable.
Luego nos sentamos de nuevo enfrente del obelisco con su fuente de los cuatro ríos y allí aproveché para escribir mis notas.

Castillo de Sant Ángelo



Tras descansar, nos fuimos al castillo y el puente de Stº Ángelo. Caminamos por la vía dei Coronari, llena de anticuarios.
Nos sentamos en la Gelatería del Teatro a tomar otro helado de tres bolas. Una de higo y dos de limón.



Puente cruzando el Tiber




Tras ver el castillo y de lejos el Vaticano, fuimos andando por la orilla del río Tíber. Cruzamos el puente Sixto y llegamos al Trastévere, el barrio más romano de Roma.



Nos sentamos en una terraza de la Plaza de Santa María in Trastévere a tomar un té helado de limón. Ya nos íbamos cuando lo pensamos mejor y dimos la vuelta, queríamos estar más tiempo y conocerlo más a fondo.
Allí me compré un bolso y fuimos a cenar a un restaurante. Al marchar camino del autobús, compramos otro bolso de regal0. Llegamos al hotel cansados. Dormí de un tirón. Otras doce horas de caminata.

Estancias de Rafael (Vaticano)







Interior de San Pedro




Al día siguiente a las nueve y media, nos fuimos al Vaticano. Colas por un lado, colas por otro. Un completo abigarramiento de gente. Convergían muchas razas, pero todas con la misma idea de ver las obras más hermosas de pintura o mismamente, la pequeña ciudad del Vaticano.


En los museos, una sala y otra oyendo al guía o por libre. Una hora, dos y por fin llegamos a la gran sala: La Capilla Sixtina, lugar donde se celebra el cónclave cuando se elige un nuevo Papa.
Apenas se podía uno mover. Un calor sofocante. Los cuerpos de la gente exudaban del calor y la excitación tan grande que el momento exigía. El murmullo era tan alto que las personas vigilantes, pedían bajar el tono. Imposible.
Tuve suerte de sentarme en un lateral y desde allí, pude ver el maravilloso techo deleitándome en cada figura. Cuando me iba, me sente de nuevo y miré arriba: todo mi ser se activó. Allí estaba la DELFICA, la sibila que más de 30 años atrás hice en un mosaico. Fue uno de mis primeros cuadros hechos con esa técnica ¿Cómo iba a saber que, tantos años después lo vería "in situ"?

Fachada de San Pedro



Después fuimos al Vaticano a la iglesia de San Pedro ¿qué puedo decir? Todo un lujo con todas las palabras. Cuando estaba mirando El Baldaquino, puesto sobre la tumba de San Pedro, no pude por menos de pensar que, una de esas columnas bastaría para que muchísimas personas comieran (esto es muy personal). Y también digo que, sin todas esas maravillas, la historia estaría incompleta.

Cuando salimos un pequeño y fuerte chaparrón, dejó la plaza totalmente vacía. Era un pequeño refresco, pues hacía mucho calor.
De ahí nos fuimos a la estación Termini, me senté a tomar un refresco mientras mi hijo se acercaba al hotel a recoger el equipaje. Aproveché el tiempo para escribir mis notas. Finalmente cogimos el tren y a VENECIA, pero eso es otra historia...









Roma 11-9-2010

*Nota: mis viajes son

Artísticos y Culturales





















































































































jueves, 23 de septiembre de 2010






C R Í T I C A S



...” A saber de dónde saca el dinero para llevar esa vida que lleva”
_ “¿Sabes?, los vecinos del centro izd. Se han comprado un coche nuevo”
_ “¡No me digas! Pues, la verdad, no sé cómo lo pagarán. Los pobres no tienen ni donde caerse muertos”.
Estas frases, o más bien murmuraciones de vidas ajenas, son de lo más común el oírlas entre la gente que no tiene otra cosa más que hacer y se siente vacía sino puede ir comentando a cada momento, los problemas de sus semejantes.

Por la mañana, mientras tomo mi desayuno, ya escucho las críticas de cierto comentarista que, sin pudor alguno, hace a la mujer, que por un motivo u otro está en auge, blanco de todas sus puyas. Son demoledoras. Hay tanta detracción en cada frase, que muchas veces pienso que ese hombre más que ejercer el oficio de crítico, es realmente un misógino miserable. Jamás le he oído una crítica loable o constructiva. Tritura sin recato alguno desde la forma de vestir, hasta el más mínimo detalle que los demás, nunca advertiríamos. Siento lástima por él, ya que esa forma de ganarse la vida la considero de lo más ruin.

La crítica, en todas sus formas, siempre ha existido y para bien o para mal, está ahí rondando nuestras vidas y nuestros actos; ensalzándonos o hundiéndonos.
Si llegas a la meta, te censuran, y sino eres capaz de hacerlo, te juzgan de la forma más cruel con sus lenguas viperinas ¿Qué hacer? Nada. Simplemente esperar a que esos vientos tan vituperables, amainen y se vayan lejos. Que se pierdan en el lugar más árido para que jamás puedan volver a echar raíces.

Lo malo es que las personas que dedican su tiempo a este hiriente oficio, están siempre al acecho y, ¡pobre de la mujer u hombre que caiga en sus garras!


La historia volverá a empezar. Es como un círculo vicioso que no tiene fin. Siempre habrá nuevos rostros, nuevas vidas y el criticón de turno que se encargará de hacer polvo a todo lo que se haga, se piense o se diga.

R.P. intelectual 00/2008/1318
León, 9 Noviembre 1996