EL SECRETO ESTA EN LA LLAVE

sábado, 27 de junio de 2020

ANTOLOGIA DEL DISPARATE






A fondo': Disparate sin imaginación, crítica de la película - La ...





ANTOLOGÍA   DEL  DISPARATE


REPTIL: Serpiente  putón


PECES:   Caviar se hace con huevos de centurión

PAISES PRODUCTORES DE LA MIEL: La Granja de San Francisco


CAPACIDAD PULMONAR: Es de unos cinco mil litros

DEFINICIÓN DE RUMIANTES: Son los que eructan al comer

LENGUAS VERNÁCULAS: Las que se hablan en las tabernas

UN PARÁSITO INTERNO  DEL HOMBRE: El Langostino

REPRODUCCIÓN SEXUAL: Para que se provoque la fermentación, tiene que estar
                                                  
 el órgano masculino dentro del femenino

ESTIMULANTES DEL SISTEMA NERVIOSO: El café, el tabaco y las mujeres

MARSUPIALES: Los animales que llevan  las tetas en una bolsa

DIMORFISMO SEXUAL: El macho se diferencia de la hembra por una prolongación

Más o menos larga

El MENDELISMO: Medel trabajó mucho ayudado por caracoles

COMENTAR ALGO DEL 2 DE MAYO: ¿De qué año?

COLECCIONISTAS DE SELLOS: Sifílicos

COGITO, ERGO SUM : Le cogí lo suyo

LA SAL COMÚN: Tiene un curioso sabor salado

ECOSISTEMAS: La Tumdra y la Gaita.

DERIVADOS DE LA LECHE: El arroz con leche

PAISES QUE FORMAN EL BENELUX: BÉLGICA, LUXEMBURGO Y

NEARDENTAL

CITA ORGANISMOS INTERNACIONALES: La Oje, Boyes Caos, USA, USS

UNI, Policia, Bomberos, Socorristas, Cruz Roja, La ITT y Olimpiada de Méjico

EXPLICA ALGO DEL GRECO: Era bizco

TRABAJO Y ENÉRGIA:  Trabajo es, si cogemos una silla y la ponemos en otro sitio

Energía  es cuando la silla se levanta sola.

QUEVEDO: Era cojo de un solo pie.

UN GUSANO QUE NO SEA LOMBRIZ DE TIERRA: La lombriz de mar.

EL OÍDO INTERNO: Consta de utrículo  y dráculo.

PALABRA DERIVADA DE LA LUZ: BOMBILLA

¿CONOCES ALGÚN VEGETAL SIN FLORES?  CONÓZCO.

MOLUSCOS: Son animales que se ven en los bares, como el cangrejo.

Luisa Laiz Diez

León 27-6-2020 


sábado, 20 de junio de 2020

CUANDO TODO NOS FALLA





Recomendaciones psicológicas para personas mayores | Colegio ...



CUANDO TODO NOS FALLa


El otro día, mientras me tomaba un bocadillo, 

estuve leyendo unas estadísticas referentes a los 

ancianos. En un momento dado, un bocado casi se 

me atragantó al leer un dato estremecedor. Decía 

más o menos así: “Las parejas que tienen a su 

cargo una persona anciana, en tiempo de 

vacaciones buscan un hospital para dejarlo 

allí. Otras, sin escrúpulo alguno, lo olvidan en 

algún lugar más 

idóneo como puede ser una gasolinera”.

La verdad, no es que no lo supiera, pero verlo 

reflejado así fríamente en letras, me quitó las 

ganas de seguir comiendo. 

Durante un tiempo, me sentí anímicamente mal.

¿Cómo es posible que hagan eso? Ellos fueron 

quienes nos concibieron. Entre lágrimas y 

sonrisas, notra a la vida. Las noches se 

confundían con los días, ante el menor llanto o 

dolor. 

Bajo su atenta mirada, aprendimos a caminar y a 

decir las primeras palabras. Nos mimaron, nos 

amaron tal y como éramos. Nos dieron sus mejores años...

Y ahora, cuando más nos necesitan, cuando todo l

es falla, nosotros, sus amados hijos, les dejamos 

en el rincón más inhóspito, como si fueran un 

fardo que nos pesa demasiado. ¿Por qué? 

¿Aparcarlos lejos de nosotros, para que no 

estorben y nos dejen vivir lo mejor posible?

Analicemos y pensemos. La ciencia ha avanzado 

mucho, demasiado en algunas materias, puesto 

que ahora vivimos más años y la cifra de ancianos 

se incrementa más y más.

Se buscan soluciones y el resultado, son las 

residencias para La Tercera Edad. No tengo nada 

en contra de ellas, pero creo que nuestro deber es 

cuidar y atender, siempre que no haya una 

enfermedad grave, a nuestros padres. Darles todo 

lo que ellos nos dieron.

Siento una gran tristeza al pensar, dónde iré a 

parar yo algún día. 

Espero que sea entre mis hijos y las risas de 

unos guapos nietos. Si no es así, ¿de qué me va a 

servir vivir muchos años? ¿Qué voy a ganar con 

llegar a los cien años o más?


¡Sesudos inventores!, ¿Cuándo darán con el 

invento que libre a los ancianos de la soledad y de 

la tristeza? Porque, hacía allí vamos 

todos ¿no?











R.P.00/2008/1318
León, 27 Enero 1998

sábado, 13 de junio de 2020

CRITICAS




                  El arte de saber encajar las críticas







                 C R Í T I C A S



...” A saber de dónde saca el dinero para llevar esa vida que lleva” _  “¿Sabes?, los vecinos del centro izd. Se han comprado un coche nuevo” _ ¡No me digas! Pues, la verdad, no sé cómo lo pagarán. Los pobres no tienen ni donde caerse  muertos”.

Estas frases, o más bien murmuraciones de vidas 

ajenas, son de lo más común el oírlas entre la gente 

que no tiene otra cosa más que hacer y se siente 

vacía sino puede ir comentando a cada momento, 

los problemas de sus semejantes.

Por  la mañana, mientras tomo mi desayuno, ya 

escucho las críticas de cierto comentarista que, sin 

pudor alguno, hace a la mujer, que por un motivo u 

otro está en auge, blanco de todas sus puyas. Son 

demoledoras. Hay tanta detracción en cada frase, 

que muchas veces pienso que ese hombre más que 

ejercer el oficio de crítico, es realmente un misógino 

miserable. Jamás le he oído una crítica loable o 

constructiva. Tritura sin recato alguno desde la 

forma de vestir, hasta el más mínimo detalle que los 

demás, nunca advertiríamos. Siento lástima por élya 

que esa forma de ganarse la vida la considero de l

o más ruin.

La crítica,  en todas sus formas, siempre ha existido 

y para bien o para mal, está ahí rondando nuestras 

vidas y nuestros actos; ensalzándonos o 

hundiéndonos.

Si llegas a la meta, te censuran, y sino eres capaz 

de hacerlo, te juzgan de la forma más cruel con s

lenguas viperinas ¿Qué hacer? Nada. Simplemente 

esperara que esos vientos tan vituperables, amainen 

y se vayan lejos. Que se pierdan en el lugar más 

árido para que jamás puedan volver a echar raíces.


Lo malo es que las personas que  dedican su tiempo 

a este hiriente oficio,  están siempre al acecho y, 

¡pobre de la mujer u hombre que caiga en sus 

garras!


La historia volverá a empezar. Es como un círculo 

vicioso que no tiene fin. Siempre habrá nuevos 

rostros, nuevas vidas y el criticón de turno que se 


piense o se diga.








R.P.intelect00/2008/1318
León, 9 Noviembre 1996


sábado, 6 de junio de 2020

CONTRASTE






Vestido árabe fiesta dubai abaya vestido musulmán para mujeres ...




C O N T R A S T E



 La zona en la cual vive mi madre, hay jardines con flores de indudable belleza, extensas franjas  de césped y grandes árboles. En la margen derecha, el río discurre placidamente ajeno al tráfico que pasa por encima del puente.

Cuando voy a verla, camino despacio por una amplia acera entre dos jardines mirando toda la hermosura que la primavera nos trae cada nuevo año. En unos de ellos había dos personas. No pude por menos que fijarme en ella. De estatura más bien alta, rasgos normales y de constitución recia, llevaba una carretilla llena de hojarasca y hierba seca.
Su ánimo era decisivo al caminar con pasos largos y seguros. La ropa de trabajo que su cuerpo lucia no era nada femenina. Un mono azul holgado y sucio de tierra seca.

Llegaba al montón donde se apilaban todos los deshechos que meticulosamente recogía y con gran soltura, vaciaba la carretilla. Luego, volvía a buscar lo que antes había dejado no lejos de allí. Su tarea no era nada agobiante, ni aburrida puesto que de vez en cuando, hacía un alto en su camino para charlar con un hombre que también trabajaba en su zona, podando las ramas bajas de un gran árbol. Eran unos minutos relajantes para ambos. No sé que hablaban pero se les veían muy animados y ponían gran atención tanto una, como él otro. Hasta que llegaba donde  vive mi madre, podía observar a mis anchas, las andanzas de la trabajadora. Secretamente admiraba el derroche de fuerza que poseía. Cuando regresaba a mi casa, los trabajos habían cesado. Todo estaba limpio y fresco.

Ese mismo día por la tarde, venía de ver una exposición de pintura y en mi retina aún persistían los cuadros pintados con gran maestría.
Entre las personas que venían de frente una de ellas destacó  ¡Era preciosa! Su rostro enmarcado en un pañuelo blanco, largo en las puntas y muy fino, estaba sujeto bajo su barbilla. Esto hacía que le diera un halo de misterio.
La mujer con paso decidido y mirando al frente, no se daba por aludida en las constantes miradas que le dirigían las personas con las que se cruzaba.
Su belleza fresca y juvenil, destacaba más al estar su rostro prisionero en el blanco pañuelo y ser de raza negra; aunque su piel era de un tostado oscuro.

-“¿Qué diferencia había entre una y otra? –me iba diciendo al pensar en la otra vista por la mañana. Las dos eran mujeres y sin embargo entre una y otra, había esa línea o espacio que los seres humanos hemos puesto entre colores y culturas.
¿Por qué?, nos preguntamos sin saber a ciencia cierta la respuesta o simplemente no la queremos contestar.

Esta última mujer sin duda alguna, tenía unas cualidades innatas. Ser guapa, lucir una esbelta figura que, calladamente será la envidia de muchas féminas, pero estaba sujeta a unas leyes que  le inflingía el simple hecho de pertenecer a otras culturas  y que a muchas de nosotras, nos cuesta trabajo admitir y repudiar, cuando  nos preguntamos ¿por qué tiene que ser la mujer la que lleve esa ley? (que seguramente fue ideada por algún hombre de época muy remota)

Los tiempos y costumbres están cambiando afortunadamente y el camino tan largo y tortuoso que muchísimas de ellas aún tienen que recorrer para sentir su liberación, es causa de torturas y muerte para las que lo desafían.
Se han criado y viven en culturas liberales y las costumbres de sus lejanos parientes están en “baúl de los recuerdos”. No se identifican con ella, aunque siempre habrá una minoría que las siga.
La otra  una trabajadora quizá no tan fina, ni guapa, era libre y no le importaba lo más mínimo su aspecto. Lo único que contaba para ella, era tener un trabajo y saber que al final de mes, su trabajo sería recompensado.

En la vida hay mucho contraste. Gran parte de ellos nos pasan desapercibidos, por el ritmo tan apresurado   que nos hemos marcado. Nos cuesta trabajo salir de las pautas que nosotros mismos nos hemos señalado y, cuando nos topamos con algo que siempre ha estado ahí, nos sentimos o bien pasmados, o nos sonrojamos de nuestro desconocimiento un tanto perezoso.











R.P.intelectual 00/2008/1318
León 10 Junio 2003