EL SECRETO ESTA EN LA LLAVE

sábado, 1 de febrero de 2020

¿SABEMOS COMUNICARNOS?



     
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  ¿S A B E M O S  C O M U N I C A R N O S?


¿Sabemos comunicarnos? ¡Claro! Es muy fácil. 

Marcas el número de la persona con la cual deseas 

hablar y ya está. Es la cosa más sencilla. Hasta un 

niño lo sabe.

Esta es la respuesta más lógica que te pueden dar 

cuando haces la pregunta. Pero la intención de la 

frase no va por ese camino sino que, se refiere a 

que si tenemos el suficiente grado de ser personas 

comunicativas.  Creo que no. Y me atrevo a 

mantenerlo, aunque haya gente  que piense u opine 

lo contrario.

A pesar de los grandes avances en medios de 

comunicación cada día que pasa, los humanos nos 

encerramos un poco más en nuestra cáscara 

particular  ¿Cuál es la razón? El teléfono móvil, fax y 

ordenador  han sustituido a  la palabra.

El  diálogo  se va marchitando y poquísimas 

personas hacen uso de él. Todo lo reducimos a una 

llamada  de ése invento  que sustituyó a las cartas 

en las cuales, derramábamos todas nuestras cuitas 

o  amor con puntos suspensivos incluidos.

Hoy poca gente hace uso de la pluma y, ¿qué 

decimos de la palabra? Cada vez que me encuentro  

en alguna sala de espera  o cualquier lugar  en la que 
hay un grupo de gente, observo el mutismo  que 

como una gran losa aplasta esa comunicación entre 

seres que muchas de las veces, se necesita dejar 

salir para que nuestro sentir  no muera en las 

profundidades del pensamiento.

No hay nada más penoso que ver   en algún lugar 

personas mayores solas, tristes y sin que nadie se 

digne a darles el saludo más cotidiano de, “buenos 

días/ buenas tardes”.

¡Es tan fácil! hacerles felices con unos minutos de 

charla como enriquecedor para nosotros, el poder 

escuchar esa amplia gama de datos que sus mentes 

guardan con todo el frescor posible. Hay que comunicarse más con nuestros semejantes. Sin herir al que nos escucha.

Lancemos un SOS y digamos claramente: 

Necesitamos hablar”. Estoy segura que muchas 

personas  recogerían el mensaje con evidente 

agrado y sus vidas darían un giro de 90 al pensar, 

que alguien les escucha que, no están solos y que 

pueden integrarse y participar  en una sociedad  que 

a pasos agigantados, da luz verde  a inventos que 

sin tregua ni perdón, sustituyen  a la comunicación 

humana.









r.p.00/2008/1318

León, 17 Enero 1995