EL SECRETO ESTA EN LA LLAVE

domingo, 19 de febrero de 2017

ESENCIAL

                                           

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                                        ESENCIAL


Siempre he sido una persona jovial. Restaba 

importancia a todo cual causara dolor. Huía de la 

gente que no aceptaba los males que sin pedirlos, 

les aquejaban.

“Son personas débiles, incapaces de comprender, 

que es algo con lo que tienen que vivir y luchar 

diariamente”.       

_¿Es difícil?

-¡Pues claro! ¿Hay alguna cosa en ésta vida que se 

te de gratis? Cuesta, ¿verdad? Lo sé, hay momentos 

que te preguntas ¿Por qué a mí? ¿Acaso eres 

distinto?

_Pues, sí.

_Enumera alguna.

_No infrinjo ninguna ley.

_¿Nada más?

_Para mí eso es suficiente.

_Y, ¿estás convencido de que eso te dispensa? Estás 

muy equivocado. Todos absolutamente todos, tarde 

temprano pagamos esa deuda.

_¿Qué deuda?

_La que adquirimos en este abigarrado mundo. 

Nacer, es volver a reencontrarse con lo que dejamos 

¿Me sigues?

_Más o menos.

_Puede que tú ahora, estés pagando con todo lo que 

no aceptabas, pero ésta es como el “buremang”. 

Siempre regresa al punto de partida.

_Me dices que, ¿estoy pagando algo que hice a otro?

_Vas entendiendo.
                                                 
_Debo de ser de cortas entendederas. No soy de esa 

clase de personas.

_¡Eureka! De un millón he encontrado el que está 

limpio.

_No te burles, es verdad.

_Seamos claros.  No sé cuales son tus creencias. No 

importa, pero lo que jamás digas que eras una 

persona justa.

_¡Claro que lo soy!

_Eso no es discutible.

_¿Te incomoda?

_Nada me molesta.

Ya sé que eres muy fuerte.

_Tú también puedes serlo.

_No como tú.

_¿Por qué? Soy uno más.


_Pero distinto.


_Nadie es mejor que otro. La diferencia radica en las 

ideas, en ser una persona honesta y con mucha 

entereza.

_Me pides que asumas con valentía, todo lo que 


ahora rechazo.


_Yo no te pido nada. Simplemente te digo, que esto 


es esencial en la vida.










León-10-10- 2010




                                                      

sábado, 11 de febrero de 2017

CANTO DE SIRENAS




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                    CANTO DE SIRENAS



Como seres fabulosos de las narraciones fantásticas 

de la literatura occidental. La función de las sirenas 

ha variado con el paso del tiempo, al igual que su 

representación.

Según la mitología griega las sirenas eran criaturas 

fantásticas con la mitad del cuerpo de pájaro y la 

otra mitad de mujer. Eran compañeras de Persófene  

y al ser raptada esta por Hades no lograron salvarla, 

por lo que en venganza la madre de Persófene, la 

diosa Deméter, las transformó en un hibrido, mitad 

mujer y mitad pez. Vivían en la isla de Artemisa y 

tenían un canto melodioso como el de los pájaros, 

muy atractivo, seductor, que llamaba la atención de 

los marineros, advirtiéndoles de los encantos ocultos

del mundo submarino y engañándoles así para 

hacerlos caer en su trampa y devorarlos.


En la Odisea, Homero relata que cuando el barco de 

Ulises navegaba frente a la isla de Artemisa, hizo que

la tripulación se tapara los oídos con cera para no oír 

el canto de las sirenas. Sin embargo, él no pudo 

resistir la curiosidad, se ató al mástil del barco y 

ordenó que no le dejaran soltarse por nada. Ante 

esta frustración las sirenas se tiraron al mar y se 

ahogaron.


León-11-2-2017                                           _________________________________


miércoles, 1 de febrero de 2017

LA CREACIÓN

                           L A   C R E A C I Ó N


Una noche cenando, mi hijo me pidió un vaso de agua. Después de beberla me dijo:
__Mamá, yo nunca he bebido agua del mar porque está muy salada ¿Por qué Dios, hizo salada esa agua?
Algo distraída  le dije, que al principio Dios, había hecho toda el agua sin sal, como la de los ríos. Mi hijo  con una sonrisa divertida me contestó:
__No es verdad, mamá. Dios hizo el agua del mar salado, para distinguirla del río, sino es así, explícame ¿cómo es tan distinta la una de la otra?
Fue entonces, cuando me dejé llevar por mis fantasías e  imaginación y le contesté:
__Cuando Dios hizo el mundo, ya sabes que al tercer día creó el mar y las plantas. No olvides que lo sacó de la nada, debido a su gran poder divino, pues como te iba diciendo, de la manga de su túnica sacó el mar. Era un agua cristalina, pura y deliciosa al paladar. Maravillado de su gran poder, no pudo por menos de girar sobre sí mismo en un arrebato de alegría  y   tuvo la mala suerte, de que su gran manto se enganchara en el gran salero, que tenía muy cerca de él, para sacarlo en su preciso momento.
__¿Cuándo mamá? –me interrumpió.
__Pues, cuando el mundo lo necesitara –le contesté un tanto regocijada. Bueno, como te iba diciendo, el gran salero se le enganchó y sin que lo pudiera evitar, toda la sal cayó al agua.
__Pero si cayó sobre toda el agua, ¿cómo la de los ríos no es salada?
__Pues... mira –empecé titubeando. Al caer la sal  como era tantísimo, se desbordaron los mares y la que salió, tuvo la suerte de no quedar salada y por lo tanto, se marchó por otros derroteros, naciendo así los ríos.
Mi corta historia terminó con una sonrisa un tanto incrédula de mi hijo. Al llevarle a la cama, me volvió a preguntar:
__¿Por qué hizo la noche? A mí no me gusta irme a la cama. Yo quisiera, que siempre fuera de día.
Con una gran paciencia, me senté al borde de su lecho y cogiéndole la mano, dejé de nuevo volar mi imaginación.
__El primer día  Dios creó la luz, ¿no es así?
__Sí, mamá.
__Pues, como la vez anterior, su gozo fue tan completo al separar las tinieblas y darnos la luz, que tropezó con los cables y se fundieron los plomos, quedando todo otra vez en tinieblas. Estaba tan triste, que no pudo por menos de volver a hacer otro milagro, creando el sol, la luna y las estrellas.
Así mientras el sol nos ilumina, lo empleamos  en trabajar, estudiar, jugar, pasear, etc. y  la luna y las estrellas, nos servirán para velar nuestro sueño, mientras descansamos y soñamos.
Le solté muy despacio la mano al ver, que sus ojos se cerraban como la luz del sol, lo había hecho ya.
Paseábamos despacio, recreándonos en el maravilloso día que hacía. Mi hijo miraba el cielo. Ese cielo tan inmenso y azul que Dios nos había dado, cuando me dirigió la palabra. Intuí, que sería una nueva pregunta.
__Mamá, ¿por qué es tan grande el cielo? Y  su color, ¿por qué casi siempre es azul? ¿Por qué se pone tan feo a veces?
La lluvia de preguntas  que en un momento me había formulado, me dejó un tanto sin aliento. Era, como si hubiese sido yo la que preguntara y no me quedara ya nada para seguir.
Nos sentamos en un banco y me dispuse a obsequiarle con otras tantas fantasías, creadas por mí.
__Vayamos por partes. En primer lugar, el cielo fue lo segundo que creó. Lo hizo, para que viéramos que su poder es tan inmenso  como el mismo cielo, puesto que es lo mismo que estés aquí, que a miles de kilómetros de distancia; siempre lo verás.
A la segunda pregunta, me dices que porqué es azul, en verdad, no sabía cómo contestar a esa pregunta, quería darle una nota con algo de humor, como las anteriores; pero sin salirme de la raya.
Yo creo, que era el color preferido de él. No cansa a los ojos, da la sensación de limpio y es lo que debe de dar esa grandeza que tiene al mirarlo. En fin, en pocas palabras, debió de irselé la mano al hacer los colores y para no tirarlo, lo empleó en algo que no le sobraría nada, como así fue.
A la tercera de tus preguntas nada más te diré, que se pone así de feo cuando aquí en la tierra, no sabemos admirarlo con más valor del que posee  y es entonces, cuando corre una gran cortina gris o negra,  depende de lo triste que esté.
Un pardillo juguetón se posó cerca de nosotros. Su alegre “caminar” a saltitos y picoteando todo a su paso, desvió la mirada de mi hijo  de la lejanía en la que estaba inmerso. Respiré hondo y observé al pajarillo. No me imaginaba yo  que ese animalito, estaba dándole una nueva forma de seguir sus preguntas.
__¿Por qué creó las aves? –dijo distraído, mientras sus ojos seguían  el revoloteo del pájaro.
Tenía mucha imaginación, pero temía no poder seguir contestando  en la forma que yo había elegido, alegre y desenfadada.
__Dios creó las aves y peces el quinto día. Era el cielo tan inmenso, que creyó  muy oportuno que alguien lo usara. Y así fue como se vio de pronto, lleno de toda la clase de aves.
__Dime mamá, ¿por qué unas son tan bonitas,  su plumaje es tan variado y  sus cantos  tan distintos?
Otra vez, me metía en un callejón sin salida aparente. Mi ingenio se agudizó aún más al decirle:
__Vamos a ver. Cuando tú estás alegre cantas, silbas, ríes, saltas en fin, toda esa gama que podéis ofrecer al estar así, pues bien, El Señor, debía de tener también momentos así y los tradujo, al crear a tan diferentes aves  y de tan distintos cantos.
Las crearía   en un momento que su ánimo era alegre y su paleta de pintor, estaba llena de colores para dar ese toque tan personal y maravilloso, a los plumajes de tales aves.
Las otras, ésas que no cantan, sino más bien  casi asustan al abrir su pico y emitir esos graznidos y, con sus plumas de tonos oscuros más bien yo diría  de funeral, los debió de hacer  cuando estaba cansado y sus ojos, no distinguían bien los colores. La luz se había ido ya y el sueño, hacía presa de él. Por tal motivo, no las creó con la misma fantasía.
Su hambre por saber, de momento se había calmado ¿Por cuánto tiempo? –me pregunté. Por muy poco, me dije, al ver con  que interés,  miraba  a un perrito  que muy zalamero, se arrimaba a él tratando de que jugara.
Como era de esperar, me soltó el dardo de su pregunta inesperadamente.
__Y los animales, ¿por qué los creó?
Traté de recuperar un poco el aliento, haciendo unas caricias al chucho. Además, ya no sabía muy bien, cómo terminar mi historia de la creación.
__Pues verás hijo, -comencé. Dios creó el sexto día  a los animales terrestres y al hombre. Y lo hizo, para no estar sólo.
__Pero...¿por qué tantas clases de  animales;  si nosotros  no conocemos ni a la cuarta parte de ellos, al estar tan lejos unas especies de otras?
__La tierra es muy grande –me apresuré a decir-  y tenía que poblarla toda o la mayor parte de ella y así fue, como “diseñó” tantos animales. Para la zona ecuatorial o sea, donde el calor es más intenso, llevó de su zoológico a los animales que mejor vivirían allí como: serpientes, loros e infinidad de insectos. En la zona tropical dejó a los elefantes, cebras, leones etc. La templada, se la cedió a los lobos, zorros, corzos, ciervos etc. Y por último la fría, donde el frío es tan intenso se la regaló a los  pingüinos, focas y osos polares. La tierra quedó de polo a polo, cubierta de animales de diversos tamaños y clases  y Dios descansó, al no tener que dar de comer a diario a tantas bocas.
__Y a nosotros, ¿por qué nos creó?
De verdad, no esperaba más preguntas. Creí que ahí iba a terminar todo  Debo confesar, que me sentí confusa. Mis fantasías estaban terminando ya.
__A nosotros, los seres humanos  nos hizo, para que viéramos y gozáramos de esas maravillas que él creó para nosotros, pues como ya te dije, hizo todo lo que nos rodea. Cielo, agua, plantas, animales etc. Y, a nosotros mismos. Entiende  bien hijo, sólo Dios puede crear, sacar de la nada, lo otro por ejemplo: casas, máquinas, utensilios etc.,  no es creado sino formado. Formar es hacer una cosa de otra. Los hombres pueden formar, pero sólo Dios puede crear.
Lo aprendido en mis años de colegio, me había servido para decir en pocas palabras, todo cuanto encerraba de grandioso la creación.
No sabía, si mi hijo había quedado satisfecho de mis explicaciones. Yo, sólo había pretendido en una forma un tanto alegre y risueña, haberle dicho, cómo se había creado el mundo.
Era muy inteligente y despierto y yo sabía, que ciertas “cosas” que habían entrado en  mi pequeño relato, las había dejado pasar. Era, como la sal y pimienta que dan realce a un plato. Si no las  hubiera usado,  él no habría puesto el más mínimo interés en mi narración.









P. O. 00/2008/1315

León, 17  Abril 1981