EL SECRETO ESTA EN LA LLAVE

sábado, 21 de enero de 2017

EL ESPEJO LA OTRA CARA



    E L   E S P E J O   L A   O T R A   C A R A



El despertador comenzó a tocar con ese peculiar zumbido de los relojes modernos. Un sonido relajante y al mismo tiempo implacable, sin darte opción, ya que después de un minuto en silencio, volvía con su insistente tono.
Cuando entraba en el aseo lo primero que hacía, era mirar mi mirada en el espejo. Unas veces la imagen que éste me devolvía me agradaba, los menos y otras, me dejaban totalmente decaído. Los años pasaban y en mi rostro quedaba  plasmado uno a uno.

Soy una persona muy translúcida y las huellas de la felicidad o dolor, están bien visibles.
Me miré pero ésta vez,  algo hizo que me quedara clavado. La persona que mis ojos veían, no era la que yo conocía hasta la más pequeña arruga. Era una imagen disociada, exenta de matices.
Mi primera reacción fue totalmente desconcertante pues, aunque el espejo reflejaba mis rasgos, algo había en ellos que me hacían estremecer.
 -¿Soy yo realmente? –me pregunté con desasosiego.
Sí, no había duda alguna que era yo, pero mi mirada penetrante me estaba adentrando en mi otro yo y de pronto, una gran angustia me invadió. Supe de antemano, que todo lo que había hecho y lo que tenía proyectado, emergería y, ése rostro que no admitía ambages, me acosaría hasta acrisolar todo lo que de unos años acá, era el centro de mi vida.
Traté de que la criba a la que me iba a someter, no fuera tan desaforada y, esbozando una sonrisa  pregunté:
__¿No estás contento con lo que hago?
La imagen del espejo frunció el ceño.
__Ya. Crees que no estoy cumpliendo con lo que prometí. Sé que es innegable, pero no me puedes imputar a mí toda la culpa. Yo era un luchador nato con unos ideales limpios y un dosificado deseo del poder. En eso estarás de acuerdo ¿no?
Me observó con desdén.


Poco a poco comprendí, que en ésa imagen no iba a encontrar ni caridad, ni tolerancia. Quería acosarme, deteriorar mi persona.

Durante unos segundos no dije nada. Me limité a 

mirar  la inexpresiva cara sin entrever algo que 

mitigara mi agobio.

Aspiré hondo y me dispuse a persuadir a ése extraño que se había tomado la libertad de conturbar mi primera hora de la mañana, que todo no era tan aciago. Había cosas muy positivas.
No era muy carismático, pero atraía a las masas como si mi persona fuera un imán, ya que tenía el don de saber decirles lo que ellos querían oír.

__¿Sabes? –comencé a decir con gran petulancia. Yo estoy donde  estoy, porque la masa así lo decidió. La verdad, no esperaba que fuera a tener tantos adictos  a mi partido. Todo fue limpio. Yo no detenté el poder a nadie. Tengo que reconocer, que al principio ofrecí cosas, que sabía que jamás las cumpliría. Y no me importaba. Tenía a mis pies todo un ejército de servidores en haber hecho tales concesiones, pero estaba pletórico de poder y no pude refrenar ese deseo. Además, mi gente me apoyaba.
Todos cometemos equivocaciones alguna vez –dije en tono mesurado. Lo que pasa –me apresuré a decir- es que tengo una oposición muy detractora.
Me miró con incredulidad.

Era exacerbante su indiferencia ante mi disertación. Sacudí la cabeza y con seca proseguí.
__Dime, ¿de todo lo que he hecho a lo largo de mi mandato, no hay nada que te pueda satisfacer; aunque sólo sea un poquito? No hace falta que me conteste. Tú rostro es muy
elocuente –dije con profunda amargura.
Cerré los ojos para no ver a mi inquisidor tan particular. Necesitaba un breve descanso para poder ordenar mis ideas y desentumecer mis neuronas, para poder arrostrar ese desafío. Tenía que ser convincente y no dejarme desmoralizar por ésa faz tan intrínseca e insondable. Después de todo, ¿qué quería de mí? –me pregunté ¿Qué confesara mi derrota? Pero, ¿qué derrota? Mi carrera de político estaba empezando, como quién dice y, los clarines del triunfo no habían hecho nada más que empezar a sonar. Anhelaba llegar a esa explosión final del poder absoluto con un redoble en el cual, mi primigenia volvería a su circunspección.


Volví a posar mis ojos en el espejo. No se había ido. Estaba esperándome con un gesto insultante.
La rabia y cólera, hicieron presa en mí y dando rienda suelta a la ira, comencé a insultarlo:
__Eres un tirano, un avasallador. Cruel y despiadada ¿No comprendes que estoy sólo? Hay decretos y leyes que tienen que pasar por varias votaciones. Muchas veces firmaría unas y otras las rechazaría, pero la mayoría de las veces, tengo las manos atadas ¿No lo crees?
Por toda respuesta, recibí una despectiva mirada.
Totalmente abatido dije pausadamente:
__Contigo no se puede cuestionar. Eres un insolente y descarado censor. Te has mostrado muy severo conmigo y para ti, todo lo que he realizado hasta ahora, no merece ni la más mínima alabanza. Y no te culpo de ello. Tienes toda la razón. Mi excesiva vanidad, me ha llevado a vulnerar todo lo que en un principio deseé hacer. Tú has ganado –en mi voz se advertía una profunda tristeza.
Alcé mis ojos y los fijé en los del espejo. Su mirada era brillante y un profundo alivio relajaba sus facciones.

Salí del aseo y mis pasos me llevaron al despacho. Descolgué el teléfono y marqué un número.
__Prepara una reunión urgente.
__¿Para qué?
__Voy a dimitir.
__Pero, ¡qué locura dices! ¿Estás bien?
__Perfectamente. Esta mañana he tenido una visita.
__¿Quién era?
__Alguien que sólo yo conozco.








R.P.00/2008/1318

León,  Marzo  1986






sábado, 14 de enero de 2017

CAPILLA SIXTINA DE LOS CRISTALES



                           




            CAPILLA  SIXTINA DE LOS CRISTALES


La cueva de los Cristales de Narca se encuentra a 

300 metros bajo tierra. Los geólogos la llaman 

Capilla Sixtina de los cristales y está en el estado 

mejicano de Chihuahua.

Espectaculares y enormes cristales de selenita o 

“piedra de la luna” llamada así por su brillo y 

transparencia. Algunas vigas superan los 11 metros 

de longitud. Tranquila y silenciosa, esta maternidad 

de piedra acogió lentamente el crecimiento de sus 

cristales al arrullo del agua, el calor, la oscuridad y 

el silencio durante más de un millón de años.


Inmensa belleza, donde la apariencia de hielo 

contrasta con la sofocante temperatura. Y, a través 

de la magnificencia de sus cristales, nos conduce por 

multitud de caminos: científico, tecnológico, 

artístico, filosófico y de la magia de la naturaleza. Un 

ambiente ajeno, no humano, que nos atrapa y nos 

lleva a recuperar la capacidad de contemplación y 

admiración por la naturaleza.

Aparece en las profundidades del planeta cuando los 

seres humanos habíamos perdido la capacidad de 

asombro ante todo lo que en la superficie ya nos era 

conocido. Pero también supones una responsabilidad 

ineludible: nuestra obligación de protegerla y 

preservarla.


León-14.1.2017
                                                                       

jueves, 5 de enero de 2017

MÁGICA NOCHE





                                 MÁGICA  NOCHE

  
Cuando mis hermanos y yo éramos pequeños, la víspera de 

Reyes antes de acostarnos, sometíamos a nuestros zapatos a 

una limpieza tan desmesurada, que brillaban tanto o más que 

si fueran nuevos. La noche se nos hacía larga, y apenas 

clareaba el nuevo día, ya estábamos prestos a ver lo que nos 

habían dejado los Reyes Magos en los zapatos.


La alegría y la emoción al ver los regalos eran tan grandes,que 

nuestros padres tenían que rendirse y dejarnos inmersos en 

ese mundo  tan maravilloso que comenzaba a nacer para 

nosotros. Nuestros sueños se convertían en realidad y esa

muñeca o aquel mecano, nos llevaban a la felicidad completa.


Hoy en un nuevo milenio, el mundo ha cambiado tanto, que 

pienso en los muchos niños que jamás conocerán esa  mágica 

noche.


Nos estamos modernizando tanto, que borraremos de un plumazo 

esas fechas porque nos resultan arcaicas  y porque ahora, no hay 

que esperar ese día para dar a nuestros hijos  juguetes de alta 

tecnología  


La festividad de los Reyes Magos nunca debería ser olvidada 

por nadie, como tampoco hay que olvidar, que se originó hace 

muchos años en Belén, cuando nació un Niño y tres Reyes 

Magos le ofrecieron su mejor regalo: Oro, Incienso y Mirra; 

Oro, como Rey; Incienso, como Dios y Mirra, como Hombre.


Es una fiesta, exclusivamente para niños y como tal, debemos 

dedicársela con todo nuestro amor, pues no hay cosa más 

gratificante que ver y oír la risa de un pequeño.


Tampoco nos vendría mal el recordar ese mundo infantil que sufre, 

que vive en condiciones infrahumanas; que no saben jugar porque 

desde su más tierna infancia, son explotados en trabajos ínfimos. 

Esos niños que no tienen la suerte de nacer en un hogar en el que 

sus padres, además de amor y ternura, les dejen en sus zapatos la 

noche de Reyes, un pequeño regalo.


Creo que no hay cosa más triste, que ver la mirada de un 

pequeño fija en otro niño más afortunado que él, por tener una 

simple pelota.

Porque en este mundo tan avanzado que hemos creado, para 

muchísimos niños, no hay una nunca una mágica noche.










León, 6-1-  2002