
Confieso ser una mujer muy soñadora. Mi imaginación cuando sueño despierta, no tiene límites. Para mí, es muy fácil cambiar los decorados, las personas, su indumentaria, sus ideas, sus sentimientos, sus valores... En una palabra; adaptar el tiempo y sus moradores, a un hipotético mundo libre, de todo lo que emponzoña su vida y sus actos.
Sin ninguna cortapisa, mi imaginación se abre como una flor y hace incursiones expandiendo su aroma sobre seres llenos de injusticia o maldad, cambiando así, lo que realmente es, en una sublimidad.
A los niños, por los que siento un gran cariño y debilidad, en mi imaginación les ve felices por haber satisfecho su apetito. Contentos y felices, jugando, riendo, sintiéndose queridos.
Mujeres llenas de amor. Comprensivas y emanando de ellas una gran espiritualidad. Felices y orgullosa por el papel tan trascendental en la especie humana. Amando y siendo correspondidas.
Mi imaginación corre libre y ve a hombres con sus azadones al hombro, ir felices a su trabajo. Tirando petardos en las fiestas del pueblo. Llenando de luz y color el grandioso firmamento con sus fuegos artificiales.
Ayudando a los más necesitados y tratando que la paz y armonía, reine en sus corazones. Desgraciadamente cuando vuelvo al mundo real, veo que todo ha sido una jugarreta de mi gran imaginación. Los niños con sus deprimentes y deformados vientres, es el resultado de No su hartazgo, sino más bien, de su hambre, infecciones etc. Otros, con sus cuerpos llenos de heridas, de golpes y roturas de algún miembro, No a causa de sus juegos. Sus lágrimas de miedo a pesadillas y temores infantiles de verse solos y maltratados.
Sin ninguna cortapisa, mi imaginación se abre como una flor y hace incursiones expandiendo su aroma sobre seres llenos de injusticia o maldad, cambiando así, lo que realmente es, en una sublimidad.
A los niños, por los que siento un gran cariño y debilidad, en mi imaginación les ve felices por haber satisfecho su apetito. Contentos y felices, jugando, riendo, sintiéndose queridos.
Mujeres llenas de amor. Comprensivas y emanando de ellas una gran espiritualidad. Felices y orgullosa por el papel tan trascendental en la especie humana. Amando y siendo correspondidas.
Mi imaginación corre libre y ve a hombres con sus azadones al hombro, ir felices a su trabajo. Tirando petardos en las fiestas del pueblo. Llenando de luz y color el grandioso firmamento con sus fuegos artificiales.
Ayudando a los más necesitados y tratando que la paz y armonía, reine en sus corazones. Desgraciadamente cuando vuelvo al mundo real, veo que todo ha sido una jugarreta de mi gran imaginación. Los niños con sus deprimentes y deformados vientres, es el resultado de No su hartazgo, sino más bien, de su hambre, infecciones etc. Otros, con sus cuerpos llenos de heridas, de golpes y roturas de algún miembro, No a causa de sus juegos. Sus lágrimas de miedo a pesadillas y temores infantiles de verse solos y maltratados.
Las mujeres rotas en su integridad, originadas en la mayoría de las veces, por su condición de ser mujer. Maltratadas, avasalladas, salvajemente violadas. Desencantadas, infelices, no amadas.
Los hombres, siguen con sus armas al hombro.
Dispuestos usarlas contra sus hermanos . Las bombas
siguen destrozando las vidas inocentes.
Los cazabombarderos iluminando con su carga infernal, las ciudades destruyendo sin contemplación alguna hogares, vidas y dejando a su paso el más desolador panorama.
A pesar de ser una utopía, es algo que realizo cuando mi ánimo está decaído, pues me ayuda a seguir pensando en lo poco que merecemos el apelativo de “raza humana”.

R.P.intelectual00/2011021
León, 14 Abril 1994
León, 14 Abril 1994