EL SECRETO ESTA EN LA LLAVE

sábado, 30 de julio de 2011

FELIZ CUMPLEAÑOS, MAMÁ











Voy a recordar a mi madre, puesto que hoy sería su cumpleaños. Falleció hace unos años.
Mi madre nació en La Urz un pueblecito de la montaña a seis kilómetros de Riello. Sus recuerdos del lugar en el cuál nació, le gustaba mucho contarlos a los que estábamos a su lado.


Desde muy pequeña cuidaba los rebaños de ovejas de algún vecino y cuenta que, más de una vez el lobo estaba cerca de ella. Pasó miedo y quedó muy marcado en su memoria.
Las correrías con su hermana mayor, nos eran contadas entre risas y detalladas con todos sus pormenores. No hacia falta juguetes, nunca los tuvieron, para pasarlo bien. Estrujaban sus pequeñas mentes y sacaban ideas geniales para divertirse.













Muchas de las cosas que he visto ahora hacer a los niños, ya lo hacían mi madre y tía hace un montón de años. Las diversiones de los niños nunca mueren, están ahí esperando ser desempolvadas. Eran felices y todo su mundo se reducía a ese lugar. Ayudar en las tareas y cuando podían jugar, lo hacían con juegos inventados por ellas.




Su matrimonio fue el último que se realizó en la iglesia de allí según nos dijo. Le gustaba contarlo y, escucharla era enriquecedor para nuestras mentes.
Campanas, petardos, disparos al aire y flores, muchas flores eran las cosas básicas en una boda.
Bajo un arco de ramas verdes adornado con flores, iban los novios a la iglesia entre el ruido de los disparos y el alegre repicar de las campanas. Precioso tuvo que ser.
Vino a vivir a León. Allí quedaron su madre y los tres hermanos.
No tardarían en irse también.



Cuando mi madre quedó sola, se pasaba muchos días con nosotros. Empezamos a ir a La Urz cada vez más hijos con ella. Era feliz al llevarnos allí y enseñarnos la casa donde nació, los senderos por los que corría y muy lejos de nuestra vista, por donde iba de pequeña con las ovejas hasta que regresaba muy tarde, con hambre y mojada si había llovido.
Era maravilloso el día para nosotros y más para ella, encontrarse con el mundo que un día le vio nacer, sus antiguas amistades, amigas etc.
Hace tiempo que no voy. Cada verano era una cita obligada. Mi madre apenas podía andar. Mientras se quedaba hablando, recordando con un vecino pariente lejano, me iba a recorrer el callado y solitario pueblo.
Cada paso que daba, pensaba en los pequeños pies de mi madre corriendo, saltando y viviendo los pocos añ
os que tenía. La vida le sonreía, estaba ahí sin estrenar.

Ahora ya no recibo su felicitación. Alas ocho de la mañana el teléfono sonaba y era la primera felicitación que tenía. Me decía:

.” “El día que naciste, nacieron todas las flores. El día que te casaste, se murieron las mejores
Tenía una memoria prodigiosa. Guardo en un disco de ordenador, cantidad de cantares y demás cosas que aprendió de pequeña.




FELIZ CUMPLEAÑOS MAMÁ. TE QUIERO , MUCHO










R.P.intelectual 00/2011/3021


León 30 Julio 2007

sábado, 23 de julio de 2011

¿POR QUÉ TANTA VIOLENCIA?











Me lo pregunto cada vez que mis ojos ven o leen casos relacionados con ella. Nuestros resortes se han vuelto tan sensibles que basta un roce, una palabra o un gesto, para que la chispa salga de una forma tan violenta, que espanta a los que nos creemos pacíficos.

La tenemos constantemente al acecho, agazapada, dispuesta a salir cada vez que nos tocan esa fibra tan latente y oculta que muchos desconocemos tener, hasta que perdemos los papeles y mostramos toda nuestra agresividad.

Los medios de comunicación últimamente nos ofrecen, toda una serie de exhibiciones en actos de crueldad. Niños que matan niños. Cobardes asesinos que siembran la muerte en actos terroristas, dejando a su paso mutilaciones y cadáveres sin el más mínimo remordimiento. Cargas policiales llenas de brutalidad y odio hacía seres indefensos. Pasiones violentas, viejos rencores que desatan los instintos más bajos.














Hace tiempo vi algo en la TV, que aún perdura en mi retina. A un hombre le partían los dedos de sus manos con una gran piedra. La escena tan llena de salvajismo sobrecogió mi corazón. Fue una acción tan inhumana que no dejo de preguntarme:
¿Por qué tanta violencia? ¿Por qué no tratamos de ser más humanos? Más racionales y conformistas ¿Qué ganamos? Nada.

Rechacemos la violencia. Seamos más tolerantes y aceptemos el
perdón sin ninguna cortapisa.







R.P. intelectual 00/2008/1320

León, 25 Noviembre 1993