EL SECRETO ESTA EN LA LLAVE

sábado, 11 de diciembre de 2010




UNA VENTANA ABIERTA






Abrí esa ventana que hacía muchos años que estaba cerrada. Sus bisagras estaban tan herrumbrosas y viejas que chirrió con un lamento triste. La luz que por ella entró fue tan cálida como estremecedora.
Los ojos hacían años que no veían todo lo que de pequeño marcó mi vida. Lentamente me fui empequeñeciendo ante la grandeza de un hecho que, tuvo lugar en una lejana y pequeña aldea llamada Belén.

Fui un niño más que feliz. Vivía en una pequeña casa de adobe y llena de rendijas por las cuales, entraba el frío de las noches claras y serenas. Ayuda a mis padres en todo lo que podía hacer.
Estaba en busca del pequeño rebaño que teníamos de ovejas. Iban buscando un bocado que llevarse a la boca y cada día, las encontraba más lejos.
Tenía frío. Alcé los ojos al vasto cielo. Era diferente. Algo iba a pasar allá en el infinito. Estaban esperando el momento de mostrar al pueblo lo más hermoso que les llenaría de gozo en un corazón hasta ahora vacío.
Comencé a correr mientras gritaba contento palabras que solamente las ovejas conocían. Las encontré apretujadas formando un círculo en un montículo pequeño desprovisto de vegetación. Asustadas y temblorosas, empezaron a seguirme. Era un pequeño zagal que las guiaba hasta donde se resguardarían de la fría noche un tanto extraña. La claridad del cielo era cada vez más patente.
Corría y corría hasta que tropecé y mi pequeño cuerpo cayó en la fría tierra. Las ovejas que iban tras de mi, se fueron amontonando cerca del dolorido y maltrecho cuerpo. Me alcé sobre los codos ¡Qué resplandor! La luz era tan diferente… Mis ojos pronto vieron el porqué. Una brillante y hermosa estrella, dejaba caer su luz sobre algo que aún lejano no podía ver. Su estela era tan larga que, mi interior supe de antemano algo que ya había sucedido. Presto corrí y corrí con el rebaño a mis espaldas acompañándome con la inusual carrera.
Llegando a la aldea vi cómo hombres y mujeres caminaban presurosas. En sus manos llevaban lo más preciado que poseían.
Cuando llegué todos me esperaban ¿por qué? –me dije. Pero la expresión de felicidad que el rostro de madre tenía y la pregunta de padre en tono cariñoso, apaciguaron mis temores.
_Menos mal que has llegado. Déjame escoger la mejor oveja.
_Todas son bonitas padre ¿A quién va destinada?
_Al niño que ha nacido ¿no lo sabes? Vamos todos a adorarle. A ofrecerle lo mejor que tenemos.
_ ¿Dónde esta?
_En un viejo establo entre las pajas de los animales.
Era el portento más hermoso que la humanidad había recibido como regalo. Un regalo que la mayoría de los seres no han sabido valorar, ni dar toda la valía que merecía.
Lentamente volví a la realidad. La ventana se había cerrado, pero en mi interior se abría otra que los años habían clausurado.


























NAVIDAD 2011

León 30-11-2006